LA TRIBU
Guardas aéreos
Ahora viene la máquina vestida de halcón que todo lo ve, sin parpadeo, a sobrevolar olivares, sembrados y huertas
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Iniciar sesiónComo trasunto del ojo de un dios campesino. Un dios de guardia, un dios insomne, un dios alado y silencioso que podrá mostrar cuanto ve, y cuando lo que ve es delito, poder avisar a la policía o a la Guardia Civil. También aquí, Machado: « ... El ojo que ves no es / ojo porque tú lo veas, / es ojo porque te ve». El campo, cansado de robos, cansado de manos ajenas que llegan a arrasar con todo el trabajo del agricultor, sin respetar nada, que lo mismo destrozan una casilla de aperos que roban motores, instalaciones eléctricas o tuberías; un campo que ve cómo lo que ha costado un año de sacrificio, trabajo y dinero, se va en una noche en una furgoneta, en un camión, en cualquier variante de latrocinio. En una noche o en un día, que ya la vieja práctica de «robo lunero» se hace con luz del sol y, si hace falta, en la cara del propietario de la finca.
Si en algunas ocasiones echan a volar rapaces para acabar con pájaros dañinos, ahora viene la máquina vestida de halcón que todo lo ve, sin parpadeo, a sobrevolar olivares, sembrados y huertas. Los drones son los guardas aéreos del campo. Lejos queda la imagen de doble piso de los candelechos en las viñas, y de la choza o el sombrajo junto a las eras. Los nuevos guardas tienen hélices y una cámara que no deja de mirar y descubrir movimientos que suponen actividad de robo. Para el agricultor, los drones serán como dioses menores que evitarán, con su denuncia gráfica, muchos robos. Falta hace en el campo un ojo aéreo, cuasi divino, que guarde la entrega y el sacrificio del agricultor. Nos viene el recuerdo de la copla: «Las uvas de tus parrales / están diciendo: 'Comedme', / y los pajaritos dicen: '¡Que viene el guarda, que viene…!'». Ojalá el poco respeto que tienen los ladrones de fincas se acabe con los drones, que no dejarán solo al agricultor. Los drones tienen un uso plural, para la guerra, para el recreo, para fuegos, para muchas cosas. Y ahora, para guardar el campo. Parece enviado por un dios atareado que necesitara un invento para ayudar al hombre. También, cuando pillen a unos ladrones, nos acordaremos del Génesis y de la voz de Dios cuando -Ojo que todo lo ve- descubrió que Caín había matado a Abel: «Caín, ¿qué has hecho…?».
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