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LA TRIBU

Dos voces

Miguel de los Reyes, uno de los dos Hermanos Reyes, ha muerto a la vera del tiempo en que ha muerto Rafael Guillén

Antonio García Barbeito

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Distintas, muy distintas, con distintos sonidos, pero dos voces cercanas, andaluzas. Casi al mismo tiempo, se han ido las dos, por más que aquí va a quedar por muchísimo tiempo -ojalá sea para siempre- el eco de ellas. Una de esas voces, granadina, la llevo ... puesta en mi voz desde que me la descubriera mi querido, admirado y tantas veces recordado Carlos Muñiz, el cultísimo jesuita de Rosal de la Frontera. Me refiero a Rafael Guillén. Fue un soneto, un soneto que hemos comentado y recitado más de una vez el querido maestro, compañero y amigo don Rogelio Reyes Cano y yo. Un soneto enorme, rotundo, altísimo: «Vengo de no saber de donde vengo / para decir amor, sencillamente. / Para pensar amor, sobre la frente / sostengo qué sé yo lo que sostengo…» Como el «agua oculta que llora» con que Federico cristianaba a Granada, así corren, con ese canto, los endecasílabos de Guillén: «…Para poder subir, contra corriente, / tengo sujeto aquí, no sé qué tengo…» Y más: «Venir es un recuerdo, si se llega. / Pensar es una huida, si se toca. / Sembrar es una historia, si se siega. / Sólo acierta en amor quien se equivoca / y entrega mucho más de lo que entrega. / Después, toda esperanza será poca.» Noventa años y se nos ha ido. Descansa en la paz de tus versos, Rafael.

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