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LA TRIBU

Amos

No imaginabas que los peores amos, en el nombre de Europa, vendrían de la política

Antonio García Barbeito

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Los había buenos y los había miserables. Los había agricultores y los había propietarios. Los había que se metían en las faenas del campo al ritmo de los braceros y los había que no sabían ni por dónde se iba a sus tierras. Y a ... todos los unían dos palabras: el amo. Ahí viene el amo, a ver si se va el amo, hoy no viene el amo… Había amos buenos y amos negreros. Había amos que cogían más aceitunas que el mejor ordeñador y los había que no distinguían una gordal de una rapazalla. Había amos que ofrecían tabaco a las cuadrillas y amos que gritaban que a ver si se fumaba menos y se trabajaba más. Había amos que, si veían venir nubes de tormenta, le decían al manijero que los hombres dieran de mano cuanto antes, y amos que no permitían que los trabajadores llevaran reloj al tajo –«que no sepan qué hora es»-, aunque llevaran una jornada sobre tierra mojada y helada o bajo los carbones del verano. Había amos y amos.

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