La Alberca
La omertá de las pensiones
En Andalucía se van a jubilar el triple de personas de las que se van a incorporar al mercado laboral, una catástrofe
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Iniciar sesiónEl mayor éxito de la política moderna consiste en haber provocado una omertá con el futuro de las pensiones en la que participamos las propias víctimas. Se ha inoculado una anestesia social con este tema, que es probablemente el más importante que afrontará España en ... la próxima década. El ímpetu procrastinador de la clase política ha dejado para después asuntos tan determinantes para el desarrollo del país como la conciliación familiar, el envejecimiento, la caída de la natalidad y el sistema de pensiones, que son pilares del bienestar al que durante tantos siglos aspiramos. Los debates políticos sólo se producen cuando los expertos demoscópicos detectan que hay una determinada inquietud en el elector, de ahí que estemos enfrascados permanentemente en conflictos que no van a solucionarnos las papas del porvenir. El dato publicado por este periódico sobre el futuro de las jubilaciones en Andalucía es espantoso. En la próxima década pasarán a ser pensionistas 854.300 personas y sólo entrarán al mercado laboral 291.000 jóvenes. El desequilibrio es ruinoso. Y si a esto le añadimos que la mayoría de los que van a incorporarse a la Seguridad Social lo harán con sueldos que no superarán los 30.000 euros al año en el mejor de los casos y que la pensión máxima en estos momentos en España es de 45.000 euros, el resultado es deuda. Pero por ahora la única solución que se escucha de fondo en el ruido político es la ampliación de la edad de jubilación. Nada más. Y el horizonte más allá de estos próximos diez años es aún más desolador porque la natalidad sigue cayendo, los jóvenes están sufriendo problemas históricos de acceso a la vivienda y la inflación continúa encareciendo punto a punto, mes a mes, el carrito de la compra. Otro dato terrorífico que hemos conocido esta semana es que el 57 por ciento de las familias andaluzas confiesa no llegar a fin de mes. A la chita callando, se ha destruido la clase media. Es decir, el desarrollo.
Y en este contexto, los discursos contra la inmigración siguen creciendo. En un país con crecimiento demográfico negativo, sólo la llegada de población extranjera puede sostener el sistema tal y como está concebido actualmente. Y el verdadero problema social no es en general el flujo migratorio —sí lo es el ilegal—, sino la osamenta misma de nuestro modelo de Estado. Sin embargo, los políticos de hoy no tienen agallas para afrontar reformas estructurales que garanticen la sostenibilidad de los derechos. Funcionan como Simeone, partido a partido. No hay una auténtica vocación de servicio, sálvese quien pueda, en esta clase dirigente que se dedica a mirar por sí misma generando en sus laboratorios demoscópicos debates que nos tienen hipnotizados. Hacer lo que se debe es en estos momentos un acto impopular que podría echar a los responsables públicos de sus poltronas. Y así vamos, poco a poco, fraguando la caída del imperio entre todos. Porque el principal éxito político es tenernos callados.
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