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LA ALBERCA

El misterio de Álvaro Prieto

Renfe y la Policía aún nos deben muchas explicaciones porque el caso da lugar a demasiadas dudas

Alberto García Reyes

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En la tragedia del joven cordobés Álvaro Prieto se abren varios debates: la actuación de Renfe, el trabajo de la Policía, la deontología periodística y la dependencia que tenemos de los teléfonos móviles. Pero cada discusión viene condicionada por la circunstancia más ingobernable que existe, ... el azar. Hasta para hallar el cuerpo ha intervenido la casualidad de una cámara grabando, un tren que llevaba parado casi dos meses moviéndose justo a esa hora y un reportero en directo. Tal vez por aquí podemos empezar. Muchos puritanos han crucificado al periodista que descubrió el cadáver por retransmitir la escena. Pero basta con ver el vídeo para comprobar que el reportero está comido por los nervios ante la escena que se acaba de tragar, pide un directo después de que el tren hubiese pasado para intentar explicar que había visto algo raro y, en ese momento, el maquinista vuelve en su dirección, de manera que los restos de Álvaro Prieto pasan ante la cámara de manera indeliberada. No busca el morbo. Sólo busca la noticia. Pero el azar lo coloca en una situación indeseable ante la que él reacciona con dolor. ¿Qué más se puede hacer ante una situación fortuita de tal envergadura?

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