LA ALBERCA
El examigo Cerdán
Ese señor nunca fue del PSOE porque, como decía Orwell, la memoria falla cuando se recuerda algo distinto a lo que dicta el Partido
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Iniciar sesiónHay una letra flamenca que habitualmente se canta por soleá en la que se resume la sensación que debe tener Santos Cerdán ahora con respecto a sus viejos compañeros del sanchismo: «Acuérdate cuando entonces / bajabas descalza a verme / y ahora no me conoces». Se la ... podría entonar perfectamente el antiquísimo secretario de organización del PSOE a su ahora desconocida María Jesús Montero. El pasado mes de noviembre la vicepresidenta y candidata socialista en Andalucía se afanaba en criticar a quienes osaban decir que Cerdán andaba metido en asuntos turbios, acusaba a periodistas solventes de propagar bulos y se inmolaba públicamente proclamando que pondría la mano en el fuego por él. «Tengo una magnífica relación de amistad y confianza». Sin embargo, ayer, cuando el otrora afecto subía al furgón camino de Soto del Real, Montero se apresuró a aclarar que ese señor «ya no tiene nada que ver con el PSOE». Vendrán próximamente nuevos capítulos que seguro que nos servirán para comprender por qué mientras el presidente de la SEPI, organismo dependiente de la presidenta, estuvo apartado al ser investigado en el caso de la adjudicación de la mina de Aznalcóllar ella le guardó la vacante durante meses. Y por qué en ese período de tiempo el protegido de Montero encontró trabajo en Servinabar, casualmente la empresa embrionaria de la trama de las mordidas que, según la UCO, Cerdán había comprado al 45 por ciento en contrato privado. También acabaremos sabiendo si esa vieja amistad les unió la pasada Feria en la caseta de 'Los Mimoga', a la que Santos Cerdán vino invitado por Gómez de Celis. Oficialmente la vicepresidenta no tuvo ningún acto en el real, pero cuando en el Congreso se le reprochó que no había venido a la capital andaluza ni en Semana Santa ni en Feria, ella aclaró que a la Feria sí. ¿Dónde estuvo? ¿Con quién?
El sobreesfuerzo por desvincular a Cerdán del partido es tan inútil como grosero, no ya porque fuese el secretario de organización del partido y viajero principal del Peugeot con el que Pedro Sánchez recuperó el poder en el PSOE, sino porque la hemeroteca está plagada de lisonjas al hasta hace apenas unas semanas factótum de las negociaciones con Bildu y con Puigdemont en Suiza. Pero además la estrategia tiene algunos flecos difíciles de cortar. ¿Cómo pretende el partido que le quita monumentos a franquistas medio siglo después de la muerte del caudillo convencernos el día que entra en la cárcel su secretario de organización de que nunca representó a sus siglas? Si unos tienen que pagar por lo que fueron, los otros también. Y la mancha de Cerdán no se quita ni con un camión cisterna de 'El Milagrito' sobre el puño y la rosa. Pero es que además ese reniego es un sórdido retrato de los apóstatas. Es difícil fiarse de quien repudia de una forma tan burda a un amigo. Como escribió Orwell en '1984', «la memoria falla cuando se recuerda algo distinto a lo que dicta el Partido». Cerdán nunca fue del PSOE. Quien lo recuerde ahí es un facha.
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