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La Alberca

El derbi en Miami

En el fútbol actual está todo pensado para la televisión, a los aficionados que van al estadio se le maltrata

Alberto García Reyes

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Están empeñados los dirigentes del fútbol español en echar a los aficionados de los estadios. El negocio es la tele y punto, aunque paradójicamente las operadoras dan más dinero por la retransmisión a los clubes que llenen sus campos. Y eso ha provocado una especie ... de delirio en la gestión de los abonos. Los socios que no hayan ido a un número determinado de partidos son sancionados con un sobrecoste en sus carnés a pesar de que ni LaLiga de Tebas ni la Federación de Luzón tienen el más mínimo orden en la organización de los calendarios, de manera que por indicación del operador televisivo te cambian un partido con 48 horas de antelación y, si no vas, tienes recargo. La medida afecta también a los niños, que ya me dirán cómo pueden cumplir el cien por cien de los partidos cuando los ponen los domingos a las nueve de la noche. No digamos ya si se desplazan a los días intersemanales. Los clubes te dan soluciones muy divertidas, como por ejemplo que entres en una aplicación de manejo infernal y le des a la opción de ceder tu abono, de manera que le entregas tu asiento a la entidad para que lo ponga a la venta y te descuenta de tu siguiente temporada un porcentaje de esos ingresos. Pero nadie puede consultar en ningún sitio si tu sitio se ha vendido o no. Hay que tener fe y ya está. Aguantar sin mosquearse. Pagar y cumplir las reglas. Punto. Porque como te enfades y decidas darte de baja pasas a una lista de espera de una década. Obviamente, el club no tiene ninguna obligación de enviarte tu carné antes de que empiece la temporada porque para eso hay otra aplicación maravillosa que tiene locos a los socios más antiguos. Lo de la brecha digital nos lo ahorramos. Y si todo esto no fuese suficiente, ahora los iluminados responsables de la competición están enredados con la idea de jugar un partido en Miami. El primero que han propuesto es el del Villarreal con el Barcelona, por supuesto el previsto en el estadio de la Cerámica. Pero también circula por ahí la posibilidad de que se juegue en Estados Unidos el derbi sevillano. De la adulteración competitiva que supone jugar lejos de los seguidores propios también nos ahorramos el comentario para centrarnos en el más importante de todos: el continuo maltrato a los aficionados en el estadio. Y la facilidad con la que los magnates del fútbol miran a Sevilla cada vez que quieren hacer un experimento.

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