LA ALBERCA
El chatarrero de la tuneladora y el Peugeot
Las mordidas del Centenario son el resumen del proyecto sanchista: ellos cobraron y a la obra que le den
El unto del puente del Centenario es la exégesis del ocaso sanchista, que tal vez sea también la piqueta del PSOE de Suresnes. El presidente eligió Ferraz para pedir perdón porque entre la Moncloa y el partido prefiere sacrificar al partido. Llegó a decir incluso ... que no va a convocar elecciones porque está liderando un proyecto «que no es del PSOE». Ha traicionado a su propia hermandad para salvar su poder. Y si ahora en la organización no se conforma un bloque capaz de derrocar a un judas así, que se antepone a los intereses de su propia cofradía, el porvenir socialista será el ostracismo. Sánchez ha elegido a dos secretarios de organización seguidos que estaban metido en el fango hasta las cejas. Ganó las primarias recorriendo España en un Peugeot en el que iba una banda de corruptos que, para empezar, metían papeletas de rondón en las urnas. Es muy difícil creer que alguien que ha demostrado tener tanto olfato político y tanta inmoralidad para prometer una cosa y hacer la contraria haya sido engañado de una forma tan obscena. Sánchez está inevitablemente encadenado al devenir penal de sus amigos. Y su actuación teatral de hombre desengañado no pasa el filtro de la inteligencia mínima. El muñidor Santos Cerdán, sombra alargada del pucherazo, había puesto a Leire a buscar porquería contra la Guardia Civil. El presidente puede hacer todo el esfuerzo que le plazca en decir que respeta mucho el trabajo de las Fuerzas de Seguridad, pero su íntima relación con la mentira está tan acreditada que ya nadie le puede comprar el camelo. El sanchismo ya ha recibido la extrema unción. Es cuestión de tiempo.
Es curioso que el origen de este régimen contrario a las instituciones y al decoro estuviese en Sevilla, en aquel mitin de Dos Hermanas que le organizó su amigo el antisusanista Quico Toscano, y la puntilla también la vaya a recibir aquí. El capítulo que la UCO dedica en su informe al puente del Centenario es probablemente la más eficaz carta de defunción de una era oprobiosa de la democracia española. En ABC tuvimos el tufo desde el primer momento. La adjudicación de la obra por vía urgente para sustituir los tirantes cantaba demasiado. La periodista Elena Martos, jefa de Economía, recibió señales externas de que ahí pasaba algo y lo consultó serenamente en el Ministerio. Y Koldo informó inmediatamente a Santos de que estábamos preguntando demasiado: «Por ahí tenemos una vía de agua». El resultado final de las mordidas del puente es un Centenario caótico, cuyo nivel de ejecución es un misterio en el nudo de tráfico más negro de Andalucía. Es decir, la trama del Gobierno y del partido adjudicaba los proyectos a empresas incapacitadas para llevarlos a cabo simplemente porque pasaban por caja. Y ahora los ciudadanos no sólo estamos pagando las mordidas, sino el subdesarrollo. Estos fueron los que vendieron la tuneladora de la SE-40 a un chatarrero, un destino metafóricamente perfecto para explicar dónde va a acabar también el Peugeot en el que España comenzó su viaje a la oscuridad.
Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras