La Alberca
El Algarrobico es socialista
El «atentado medioambiental» del que habla la ministra Montero fue perpetrado en solitario por su partido
La ministra de Hacienda, que ahora también es la líder del PSOE andaluz, usó información privilegiada del Consejo de Ministros para anunciar una medida electoralista en Almería: la expropiación del Algarrobico para su posterior demolición. María Jesús Montero proclamó delante del mamotreto de hormigón del ... célebre hotel fallido en plena playa virgen que estaba ante un «atentado medioambiental» que intentó atribuir a la actual Junta de Andalucía. Pero la maniobra era tan burda que es imposible que le salga bien. En Almería todo el mundo sabe cómo se gestó ese complejo hotelero en 2003 con la venia urbanística tanto del Ayuntamiento de Carboneras como del gobierno autonómico de la época. El alcalde del municipio del Cabo de Gata era entonces Cristóbal Fernández, del PSOE, y el presidente de la Junta, Manuel Chaves. Todos estaban de acuerdo en que era muy bueno para la zona aquel complejo turístico de lujo y que ese argumento compensaba el daño que se causaría al parque natural, una reserva única en el mundo que justo en ese punto tiene uno de los mayores arricifales del Mediterráneo. Nada les importó entonces el medio ambiente. La construcción del hotel se paró en los juzgados, pero el mamotreto quedó allí como símbolo de hormigón de la incoherencia de la izquierda, que se ha atribuido en exclusiva las políticas verdes. Sin embargo, los hechos son mucho más fuertes que el relato. Fue Juanma Moreno, del PP, quien impulsó al llegar a la Junta una comisión mixta con el Ministerio de Transición Ecológica para derribar el Algarrobico. Después de tres décadas de hegemonía socialista en Carboneras, los populares lograron la Alcaldía en un pacto con Ciudadanos tras las últimas elecciones de 2023 y el regidor Felipe Cayuela inició los trámites para una demolición que el PSOE había bloqueado durante años. Pero cuando todo estaba avanzado, los socialistas acordaron con Cs una moción de censura y volvieron a detener el proceso.
Esta es la historia real. Por eso las proclamas de María Jesús Montero delante del cemento suenan a chiste. Porque no sólo eleva la sospecha de que va a usar el Gobierno de España para hacer oposición en Andalucía, sino que intenta colocar el marrón a su adversario de lo que hizo su partido. Sin pudor. Habría sido más creíble la ministra si en ese atril hubiese reconocido el error para poder atribuirse la rectificación. Pero prefirió el fango. Y eso no sólo es hacer trampas, sino faltar el respeto a los andaluces, que tenemos memoria. El Algarrobico fue un proyecto magalómano de un PSOE megalómano. El Ayuntamiento de Carboneras tramitó todas las licencias y la Junta concedió todos los permisos ambientales que eran de su competencia. La prueba es que las máquinas entraron y la promotora irguió toda la estructura de eso que ahora la ministra denomina «atentado medioambiental». Pero ni mil asesores percutiendo con el relato van a cambiar la verdad: el Algarrobico es socialista. Y que cada palo aguante su vela.
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