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la huella sonora

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Eduard Fernández en una escena de la película 'El 47' ABC
José F. Peláez

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A diferencia de los amantes del cine clásico, cuyo criterio siempre vincula la calidad de la película a la brillantez de la trama, a mí del cine me interesan otras cosas. Y no es que el argumento no me parezca importante, simplemente soy más sensible ... a la fotografía, a la posición de la cámara, a cómo cuentan lo que cuentan y, en definitiva, a todas esas pijadas por las que dan los Goyas del principio. Pero, sobre todo, me interesa la reflexión que me suscita, la experiencia que me genera. Mi acercamiento al arte –y el cine lo es– es más creativo que estético. No lo veo tanto como un espectador que quiere divertirse sino como un escritor que quiere mejorar su manera de sentir las cosas para después contarlas. Yo no busco entretenerme con una historia sino aprender de su narrativa, refinar mi criterio y, a ser posible, sofisticar mis puntos de vista. Lo importante no es tanto la obra sino la reflexión que se produce entre tú y la obra. Y esto vale para un cuadro, para un plano de una película, para una ópera o para una faena de Pablo Aguado.

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