Valencia, capital España

Lo que ha pasado no es que lloviera. Lo que ha pasado es una total incompetencia para ayudar a los afectados, que no habrían muerto si la Generalitat hubiese atendido las alertas –que existieron– con un adecuado protocolo de prevención. ¿Nadie leyó la previsión meteorológica? ¿Nadie vio la velocidad a la que se llenaban presas y pantanos? ¿A nadie se le ocurrió alertar horas y no minutos antes a los valencianos? ¿Para qué queremos competencias si no las sabemos ejercer? Lo que ha pasado es que Mazón ha preferido no pedir ayuda al Gobierno por no regalar ningún protagonismo político a Pedro Sánchez que acortar el recuento de muertos y con esto tendrá que vivir el resto de su vida.

Lo que ha pasado también es que el presidente Sánchez ha preferido evitar el ruido político de intervenir una autonomía y no ha tomado el mando único para de verdad ayudar a los afectados, que muchos de ellos no se habrían convertido en cadáveres si hubieran llegado a tiempo los recursos, pero el gran Narciso se estaba mirando como siempre en el espejo del «y yo ¿qué gano?».

¿Dónde está el país que prometimos a nuestros hijos? Las víctimas de la DANA no han muerto, las hemos matado. Y las volveremos a matar ante cualquier otra desgracia porque no aprendemos nada. Yo no estaba en las inundaciones de 1962 en Barcelona pero no hemos aprendido a ser mejores. Continuamos haciendo todo como si no importara nada y en nuestro tiempo del desprecio hasta las sombras van apuñaladas. A las víctimas de la DANA las hemos matado lentamente en los últimos años fomentando la bronca irracional entre PP y PSOE y de ahí nace el odio en que Mazón prefiere no pedir ayuda a Sánchez y Sánchez no toma el mando para dejar que un líder regional de la derecha se hunda en su miseria o para evitar ser criticado por un exceso de intervencionismo. Esto es un crimen. Un crimen de Estado pero también colectivo, ciudadano, porque en este despropósito hemos participado todos y poco a poco hemos ido desnudando a la personita pequeña y trágica que somos y la hemos ido llenando de fanatismo e ignorancia y la hemos dejado a la intemperie y sola. No hay refugio ni para los ángeles.

Somos un país maravilloso. Somos un país deprimente. Somos un país europeo. Somos un país tercermundista. En ningún país de nuestro entorno se vive mejor. En ningún país de nuestro entorno se muere por menos. Cadáveres flotando. El pillaje.