TODO IRÁ BIEN
El presidente Camps
El presidente Francisco Camps ha sido absuelto del último de los juicios que tenía pendientes. Diez juicios, diez absoluciones. Y la última ha llegado justo cuando sólo quedan ya los restos de Ciudadanos y de Podemos, los partidos que instauraron en nuestra política las ... vergonzosas purgas del microscopio y la tiranía de la caza al hombre. La supervivencia del presidente Camps y la extinción de aquellos populismos son la misma buena noticia.
No nos hemos librado de la bajeza de arrasar a los demás por sus defectos en lugar de valorarlas por sus virtudes ni del miedo con que los partidos ceden ante la ira ciega de la turba cuando clama sangre. Todavía nos gusta más destruir a las personas que rebatir sus ideas. Continúa siendo exótico el riesgo cultural de comprender al otro. Pero Paco Camps ha sido absuelto y los que falsamente lo acusaron tendrían que disculparse.
A 'El País' y sus 169 portadas acusatorias les esperamos los primeros. Todos cometemos errores pero lo de 'El País' más bien fue esa mezcla tan suya de mala leche y mezquindad. Lo justo sería que el periódico de Prisa dedicara por lo menos una portada a pedir perdón por la inquina, por la persecución, por la honorabilidad despedazada. Con una sola portada nos conformamos, ¿verdad, Paco?, en la que te pidan perdón por haberte destruido la vida sin ningún otro motivo que la rivalidad política. En Ciudadanos y Podemos no quedan ni los bolígrafos: si llegan sus disculpas serán bienvenidas aunque a estas alturas resulten tan irrelevantes como ellos.
Pero los verdaderos culpables de la brutalidad ejercida contra el presidente, la misma que acabó con la vida de Rita Barberá, fueron los dirigentes del PP, que abandonaron a ambos. El mal existe siempre pero sólo triunfa cuando los buenos palidecen. Y un PP acobardado, en retirada, entregó a dos de sus más ilustres soldados creyendo que calmaría a las fieras. Fue bajo, indigno y lo digo con la tristeza de saber que lo hicieron mandatarios a los que admiro y quiero.
Si el PP de verdad se quiere reivindicar como el partido de la democracia y la libertad ha de ofrecer al presidente Camps un regreso inmediato a la primera línea política. Es preciso que Feijóo hable con él, le pregunte qué quiere hacer y busque un encaje que esté a la altura del inmenso daño que durante todo este tiempo han permitido que le hagan.
Es barbarie tratar al otro como un apestado aun siendo culpable. A los primeros enfermos de sida les dolió más el abandono de un mundo que se avergonzaba de ellos que los estragos del virus y saber que les esperaba la muerte. No abandonamos a los nuestros ni les marcamos con un círculo para que no nos contagien. Celebramos sus virtudes, perdonamos los defectos y si quedan deudas pendientes las pagamos pero sin prender infiernos.
El PP demostrará con lo que ofrezca al presidente Camps si son una banda rival de la sanchista o un partido que se toma en serio el pacto civilizado.