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todo irá bien

Padre Carlos

Sólo le tuve a él. Sólo él supo tomarme de la mano como yo necesitaba

Salvador Sostres

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Las mujeres –y esto tenéis que admitirlo hasta las más feministas– no nos reconocéis nunca que teníamos razón y vosotras estabais equivocadas. Yo lo pasé muy mal en septiembre, cuando decidí cambiar a mi hija de colegio y los primeros días lloraba porque añoraba a ... sus antiguas amiguitas y mi mujer, que no quería el cambio, me dejó solo y me hizo sentir fatal en todas las conversaciones en las que buscaba su apoyo aunque fuera piadoso. No obtuve más que reproche y censura, el cobro de facturas atrasadas, el daño que le has hecho, las cosas siempre a tu modo, y todo me atormentaba quizá en desmedida porque era la primera vez que veía sufrir a Maria. Hoy está encantada con el nuevo colegio y con sus amigas, va a traer unas notas fantásticas y se ha demostrado a ella misma que es capaz de adaptarse a un entorno más exigente y menos paternalista. Su talento no se entiende como un desafío a las normas sino que es motivo de elogio. Créanme si les digo, aunque no es el tema de este artículo, que el cáncer de la educación en Cataluña, como en el resto de España, no es el catalán sino el pensamiento débil, anticompetitivo y colectivista.

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