TODO IRÁ BIEN
Mira, Ernesto
Sánchez no es presidente porque sepa de política internacional, ni siquiera porque le interese, sino porque es un buen españólogo
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Armani es diferente
Javier Godó pidió a su entonces director de 'La Vanguardia', Paco Noy, que fichara al mejor periodista económico de España para contrarrestar a 'El País'. Noy consultó a Juan Tapia, jefe de prensa en aquellos años de Miguel Boyer, y Juan respondió que el mejor ... era Ernesto Ekaizer. «Es muy particular, pero es el mejor». Quedaron para cenar y Ekaizer empezó a divagar sobre el estado de la economía mundial y Paco por cortesía le dejó hablar, pero viendo que estaban en los postres sin haber concretado le cortó para decirle: «Mira, Ernesto, yo no soy el director de 'La Vanguardia' por ser un gran periodista, sino porque soy un gran 'godólogo', y como Godó quiere al mejor y por lo visto eres tú, dime tus condiciones, y acabemos con esto de una vez».
Pedro Sánchez sabe que las nueve medidas que anunció el lunes son irrelevantes, inaplicables y que no pueden causarle a Israel otra molestia que la ofensa. Pero no es presidente porque sepa de política internacional, ni siquiera porque le interese, sino porque es un buen españólogo y ha entendido que la propaganda palestina –como la propaganda ambientalista– empatan con una gran cantidad de españoles. Borregos, por supuesto, y de los que yo especialmente aborrezco, pero que también votan.
Justo lo contrario ha pasado con la flotilla de apoyo a Hamás, liderada por Greta Thunberg y Ada Colau, entre otras 'majorettes' de la muerte. Partieron diciendo que iban a desafiar nada menos que al Ejército de Israel y hasta dos veces regresaron al puerto por mala mar. El martes y ayer acusaron a Israel de atacar con drones a sus barcos, que sólo registraron levísimos incendios, como si Israel tuviera tiempo para dedicarse a jugar a los fuegos de artificio. Es lo que dice la periodista a su compañero en el primer episodio de 'House of Cards': «Si quisiera follarte, ya lo habrías notado».
Idéntica repugnancia me causa la judeofobia de Pedro Sánchez que la de la flotilla, y desde luego lo que escribe Ekaizer sobre el Estado de Israel. Pero en un mismo museo del asco, los cuadros colocados con inteligencia resultan atractivos y tienen éxito; y los que están torcidos o mal iluminados son ignorados o despreciados, sin ser de peor calidad que los otros. En esto consiste, también, la política: mucho más que en tener razón. Y no sólo en el museo de la izquierda, porque lo que las últimas encuestas sugieren no es que Feijóo tenga a peores artistas sino que Abascal tiene más gracia colgando su arte.
Ni Paco Noy quería hablar de economía con Ernesto Ekaizer, ni Pedro Sánchez es capaz de entender que se ha convertido en un espantapájaros de Hamás, ni me alegra que la democracia dependa más del postureo que de las ideas, ni el Estado de Israel se dedica a enviar artículos de broma a flotillas de vanidosas e inadaptadas, como el martes aprendieron en Doha los cinco de la cúpula de Hamás que hoy ya no están entre nosotros.