todo irá bien
Jesús y las ratas
Me gusta Barcelona, la adoro. Pero puedo ver cómo se desparrama
El Barça se mancha en la guerra del Congo
Todas las mentiras sobre el camp Nou
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Iniciar sesiónLa Sagrada Familia es ya el edificio más alto de Barcelona. La torre de Jesucristo, todavía en construcción, con más de 155 metros, ha superado a la torre Mapfre y al hotel Arts, construidas para los Juegos de 1992. Esta altura sagrada es lo ... contrario de la vida moral barcelonesa tan destruida, tan arrasada. Nombra una bajeza y seguro que pasa en Barcelona. Nombra una causa equivocada y tenemos más pancartas en mi ciudad que en cualquier otra. Nombra un vicio y te doy el móvil de sus más despiadados mercaderes. Cuna de yihadistas y okupas y de cultivadores de hierba.
Todo lo dañino ha hecho fortuna en Barcelona. Ada Colau ocho años alcaldesa, el proceso independentista, las asociaciones de vecinos que frenan el crecimiento económico con sus quejas absurdas y mezquinas, los horarios de los comercios que han matado el ocio nocturno. El Barça de Joan Laporta como museo de la podredumbre. Barcelona encarna todas las formas de desprecio al modo de vida libre.
Y es mi ciudad y la que me identifica, y no me gusta irme ni por supuesto querría vivir en ninguna otra parte. Me gusta Barcelona, la adoro. Pero puedo ver cómo se desparrama. La torre de Jesucristo se alza sobre un nido de fariseos tal como el talento es perseguido por una insoportable conjura de necios y resentidos, y cada vez es más desigual la guerra de las virtudes contra la maldad orquestada y el cinismo. Contra cada luz, un largo túnel.
No es un problema de inmigración ni de delincuencia. No es un problema de inseguridad. Es un drama intrínseco de carácter. De lo que ser catalán y barcelonés significa y el permanente sentimiento de agravio y de superioridad moral, envueltos en una estelada o una bufanda del Barça. Hay un izquierdismo destructor, corrosivo, analfabeto; un antijudaísmo que nace de la más absoluta ignorancia, un afán por la queja oportunista, inculta, y muy pocas ganas de trabajar en esta ciudad mía que cada día cierra unos minutos antes y en la que a partir de las 23:00 se quedan vacíos los restaurantes y las calles desiertas antes de la medianoche. Los semáforos duran más que la cantidad de coches que pasan, la farsa del cambio climático está de moda aun teniendo los pantanos a rebosar y unas temperaturas perfectamente propias de la época del año después de una primavera que ha sido fresca y lluviosa.
Barcelona es una de las ciudades más favorecidas en el reparto de Dios, y en que la vida es más agradable. Y mira qué hacemos, Señor, con tu obra. ¿Dónde están los mecenas que pagaban a arquitectos y poetas para que te celebraran en tu Gloria? ¿Dónde está el pueblo fervoroso que llegó a pagar dos templos expiatorios, la Sagrada Familia y el Tibidabo? Sólo patanes quejándose y dándoselas de superiores.
De nada sirve que la torre de Jesucristo reine en las alturas si nadie reza, si nadie la mira, si la Cruz se ha vuelto una lista de derechos como la que hacemos para no olvidar nada antes de bajar al súper.
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