Guirnaldas en la burbuja

Aunque parezca mentira –a mí también me lo parece– no existe un cabreo generalizado y transversal contra Pedro Sánchez, y la derecha, que tendría que ser propositiva y alegre, como Ayuso y Almeida lo son y arrasan, tiene a Feijóo con su cara de lechuga olvidada al fondo de la nevera. Nada parece indicar que vaya a haber en mayo el vuelco electoral que el PP necesita para imponerse sólo con Vox al resto del arco parlamentario. Las municipales anticipan lo que sucede luego. Ayuso y Almeida se llevan Madrid por delante. El PSC recupera Barcelona y el PSOE ronda el millón de votos en Andalucía y salva la alcaldía de Sevilla. ¿Conserva Valencia, ayuntamiento y Comunidad? La respuesta nos dirá quién ha ganado.

Las municipales serán las primarias que Feijóo nunca quiso y me preocupa que todo mundo diga: «No está en cuestión que Feijóo será el candidato». Y también: «Feijóo no dejó Galicia para que le echen a la primera si pierde». No se trata de las oportunidades que Feijóo merece o de si Aznar y Rajoy perdieron dos veces antes de ser presidentes. Se trata de ganar y Feijóo tiene que demostrar que puede.

A mí –como a la mayoría de las encuestas– me parece un calibre demasiado estrecho para bala. El tiempo más triste –según sentencia de Jaime Gil de Biedma– es el futuro pasado. Feijóo es la llamada del cuerno entre pastores de Peares en un Madrid 5G. Sería mejor presidente que el que tenemos, pero el PP necesita más para recuperar el Gobierno.

«Realmente no tengo rivales en Madrid, compito contra Sánchez», dice Ayuso, que encarna a cualquier español que tenga alguna ambición de prosperar. Incluso entre los catalanes más independentistas, en el secreto de la urna, muchos pensarían en sus hijos y votarían por ella. No está menos indignada pero está más contenta, es más propositiva y moderna. Tiene un proyecto para España sexy y fácil de entender. Si arrasa en la Comunidad y Feijóo no gana de forma clara sus «primarias», el PP tiene que pensar ágil y rápido, como una empresa. No hay que llegar al problema de echar a Feijóo a la primera, hay que cambiarlo si en mayo se ve que no da para diciembre. El debate no es su carrera política sino la realidad y cómo enfrentarla. Lo único que importa es que cuando la derecha no se basa en la realidad se radicaliza de la manera más estúpida y la izquierda gana mezclando todo, enredando, y quejarse de Sánchez sólo sirve para colgar guirnaldas en la burbuja.