La democracia es romper tu retrato

Las diputadas socialistas que exhibieron los retratos no querían defender la democracia sino perturbarla. No querían homenajear a las víctimas sino exprimir su muerte y usarla como propaganda contra un partido que democráticamente ha obtenido un resultado electoral, democráticamente ha accedido a la Presidencia del Parlamento balear y por lo menos hasta hoy se ha comportado con plena normalidad democrática.

La democracia es aceptar las normas incluso cuando no son de nuestro agrado y en esto la izquierda tiene aún la transición pendiente y su raíz continúa siendo totalitaria. Hay en ella un victimismo, muy parecido al de Hamás en su concepción teórica, que mediante imágenes luctuosas pretende subvertir la autoría del crimen fundamental y perpetuar su asalto a la vida de los otros y a la Ley.

Las diputadas socialistas que armaron la bronca lucían además el retrato de una comunista con ideas mucho más totalitarias y contrarias a la democracia que cualquier diputado o planteamiento político de Vox. El mundo civilizado ha sido mucho más víctima del comunismo que de Franco. El comunismo es la ideología a la que más personas ha asesinado: muchas veces violentamente y muchas otras matándolas de hambre y de tristeza. En la desgracia que siempre es una guerra civil fue un alivio para España que no la ganaran los que en su locura y atrocidad nos habrían situado bajo el yugo devastador del Pacto de Varsovia.

La mejor España es la de la reconciliación, hasta con los comunistas. La mejor España es la que garantiza que todos podamos vivir en paz y en libertad y los ataques de las diputadas socialistas, que con su altercado mostraron su patológica dificultad para aceptar el resultado de las elecciones, es el eco de la cueva a la que una determinada izquierda quiere siempre devolvernos y es nuestra labor de ciudadanos responsables y aseados impedirlo con toda nuestra habilidad y todo nuestro talento. También con toda nuestra fuerza si llega a ser necesario.

Felipe González ha dicho que no entiende cómo todavía queda gente en España que prefiere ser nieta de los que hicieron la guerra que hija de los que hicieron la Transición. En efecto es terrible pero yo sí lo entiendo. Felipe y muchos de sus colaboradores fueron una excepción de democracia y modernidad en una izquierda española que por desgracia continúa vagando en la tiranía y la oscuridad.