todo irá bien
Cae Francia
El Estado con que Napoleón quiso sustituir a Dios ha acabado hecho pedazos, podrido de vulgaridad, de maldad
Deco ya los llama vagos
La ayuda humanitaria es la que ella necesita
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Iniciar sesiónEl placer de ver cómo cae Francia, el inmenso placer de asistir al derrumbe del monumental Estado fallido. La grandeza sin Dios es esta ruina. Cortasteis la cabeza al Rey y ahora os la corta la Historia. Las lágrimas que hoy lloráis están hechas ... de tanta sangre inocente que habéis derramado. Sois la última pregunta de la arrogancia jacobina, la humillación exacta que merece el brutal error de la Revolución Francesa. Me gusta que colapséis al fin de vergüenza propia y ajena. El cobarde de Macron escondido en palacio y la extrema derecha llamando a la puerta. Reconoció el Estado palestino, que no existe, y en pocos días le aplasta la humillante realidad de su Estado destruido en su mentira fundacional e íntima. No hay ningún dolor que sea justo ahorrar a Francia. Lo que hicisteis a los judíos, lo que nos hicisteis con ETA.
Cae la mayor conspiración contra el Hombre que ha conocido Europa. La destrucción que ahora nos arrasa la empezó Rousseau, la persona más equivocada del mundo. Él destruyó el alma y negó la trascendencia. El contrato social es el origen de la Europa desarraigada, puesta de cara a la pared, con las Iglesias vacías y las mezquitas como centros de reclutamiento de terroristas.
El Estado con que Napoleón quiso sustituir a Dios ha acabado hecho pedazos, podrido de vulgaridad, de maldad, arrasado por hombres y mujeres a los que tantos años de instrucción francesa ha ido volviendo egoístas y mezquinos. Todo lo han destrozado con su avaricia sin escrúpulos. La sociedad francesa es hoy la negación de cualquier don. Sin gracia, sin misterio, sin verdadera libertad, ¿qué se podía esperar de Francia? Todo son derechos en el país de barriadas ardiendo que llaman la destrucción de Occidente; y en las multitudes echadas a la calle, tan engreídas y muertas de asco que se quejan de todo y rompen los cristales y se enorgullecen de parar la economía y nunca trabajan.
Francia se ha precipitado al fondo de sí misma. Y aún así lo que está sufriendo es sólo una millonésima parte del horror que ha causado al mundo entero. Se dejó tomar por los ateos, se tiró como una fulana a los brazos de Hitler y ahora Macron acaba de cocer en Gaza el caldo de cultivo para entregar la República a Marine Le Pen. Es vuestro hundimiento y no ha sido causado por la fuerza superior de un ejército enemigo, ni por una plaga, ni por esa clase de desgracias que a veces ocurren en las grandes naciones y contra las que nadie puede hacer nada. No. Es vuestra derrota. La de vuestra alma extraviada. Ratas ciegas de las naciones, os señalamos y os culpamos.
Notre-Dame ardió y fue un aviso y no quisisteis escuchar. Al año siguiente de su reapertura entregáis la República. Vuestro drama es que no sabéis confesar vuestros errores sin adheriros a una falacia. Trágico corazón revolucionario, os llevasteis el fruto de la vida en un instante.
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