Tu cadáver mañana

Si alguien creía que los populismos tenían alguna virtud, alguna utilidad o creía que con ellos se puede gobernar o pactar ha podido ver en Valencia, Extremadura o Barcelona que sólo conducen al desastre. Cuando más Alberto Núñez Feijóo necesita calma y pocos errores no forzados para derrotar al sanchismo, Vox se pone a organizar folklores petarderos sin otro propósito que el de marcar territorio al modo animal del orín y el excremento. Esto es Vox, este balón de oxígeno a Pedro Sánchez, esta profunda dejación de España.

Vox en Barcelona tiene dos concejales tan decisivos como los cuatro del PP, pero en ningún momento tuvo la generosidad de ofrecerse a un pacto, ni votó por sorpresa al socialista Collboni a cambio de evitar que el independentismo tomara la ciudad: sólo el PP de Dani Sirera –y de Feijóo– se manchó para ayudarnos. Una vez más, como en Valencia y como en la moción de censura, Vox se preocupó sólo de proteger los intereses de su marca electoral y dejó tirada a España.

Esto es Vox. Aprovecharse de una idea para vivir de ella, burlando por detrás cualquier compromiso con un cinismo extremo. Exactamente lo mismo que Podemos, que es la herida por la que va a desangrarse Pedro Sánchez. PSOE y PP tienen que entender que sus excrecencias populistas son igual desgracia para la política española y que cada vez que por oportunismo y pereza pactan con ellas están decantando su agonía. Podemos y Vox no son la nueva política ni están más cerca de «la gente»: son el viejo egocentrismo paranoico, gracioso para un vídeo de TikTok pero trágico cuando está en disposición de regir nuestro destino.

Si los españoles quieren un país serio no pueden votar lo que les salga del vientre y han de procurar usar el cerebro. Las elecciones no están para darse gustazos. Para eso tenemos bares, hoteles y restaurantes. Las elecciones están para responsabilizarnos juntos de nuestro país y de nuestro debate público. Barcelona, Extremadura y Valencia. Mira lo que salió mal y lo que salió bien. Tu cadáver mañana son tus populismos de ayer.