Apología de los niños tontos

Los niños catalanes son los niños más tontos de España. Tú buscas a niños más tontos a lo largo y ancho de la geografía española y es imposible encontrarlos. Pueden ser casi tan tontos como los niños catalanes pero al final te das cuenta que no tanto. Y dentro de diez años serán mucho más tontos todavía y mucho menos competitivos y harán mucho más el ridículo cuando intenten medirse con el resto del mundo. Esto es lo que hemos querido los catalanes desde la recuperación de la democracia. Ser tratados como tontos y tener hijos tontos y yo como catalán tengo que certificar que finalmente lo hemos conseguido y que probablemente nadie esté a tiempo ya de remediarlo, ni siquiera el 155 permanente que de una manera tan torpe y estúpida propuso Abascal durante la campaña electoral de julio, y que tan bien nos iría.

El catalán, la enseñanza del catalán y en catalán no es ningún problema. El problema es el catalanismo y la izquierda. El problema no es el catalán, sino enseñar mal el español o no enseñarlo. El problema es una educación izquierdista basada en las ideas y conceptos que siempre han fracasado cuando se han aplicado, en tratar al niño como un inválido sin educarlo en la competitividad y en la obligación de ganar superándose a sí mismo y a los demás. El más pernicioso y lamentable sindicato de España es el llamado Ustec (Unió Sindical de Treballadors de l'Ensenyament de Catalunya). Es lo más contrario a una educación constructiva y un sistema educativo viable.

Pero esta destrucción total de la sociedad catalana no podría haberla llevado a cabo la escuela en solitario. Las familias ayudan en todo lo que pueden. En los grupos chats de padres se pide que los regalos a los niños por su cumpleaños no excedan los 10 €, como si la miseria y la cutrez fueran valores pedagógicos. Los mismos padres exigen comida ecológica o macrobiótica, a cambio de que sea asquerosa e imposible de comer por personas de gusto mínimamente instruido y que se sientan en una mesa con la expectativa de por lo menos no ser ofendidas. Forma parte de las derrotas que celebran los niños catalanes que todo sea malo y que todo sea pobre y que todo sea triste.

Los niños catalanes son los más tontos de España porque así lo han decidido sus padres. El informe Pisa refleja una realidad largamente buscada que no sólo no puede extrañar a la Generalitat sino que tiene que llenarla de orgullo y satisfacción porque es el premio a todo lo que estos dirigentes y los que había antes han machaconamente perseguido con su sectarismo, su odio y su ignorancia. Muchas felicidades.