vivimos como suizos
Tomates
Son tiempos difíciles, no sé si suficientemente épicos como para recordar el discurso final de 'Esta tierra es mía'
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Iniciar sesiónBellingham (hey, Jude, qué bueno que viniste) se agujerea las medias como Bale (una mata que no echó). Los tomates en las calcetas tienen como fin liberar tensión en el sóleo, músculo que está en la zona profunda del gemelo. En España, algunos manifestantes contra ... el PSOE (al menos en las puertas de Ferraz) agujerean las banderas de España para quitarles el escudo. Por la corona. Por el Rey. Que no sé qué pretenden que haga. ¿No estamos para cumplir la Constitución y exigiendo que otros la cumplan? Hasta Iván Espinosa de los Monteros lo critica. Se lo ha dicho a Fernando Lázaro: [exigirle un mensaje] «sería ponerle en una situación endiablada. Porque lo que más desea Sánchez es que desde Casa Real se pueda gestar cualquier tipo de movimiento que sirva para consumar su máxima ambición, convertirse en presidente de una república. Voltear la mirada hacia el Rey sería un error que la izquierda está deseando que cometamos». El tipo de mensaje que aplaudo es el de la Reina haciendo cola para que su amiga Sonsoles Ónega le firmara la novela ganadora del Planeta. Para eso están las amigas, sobre todo sin son reinas. Así de reinas.
Son tiempos difíciles, no sé si suficientemente épicos. Pero ahora hay quien ha descubierto 'Esta tierra es mía' (1943), la película de Jean Renoir sobre la ocupación de Francia. Por el legendario discurso final de Charles Laughton, ese momento en que el maestro lee a los niños la Declaración de los Derechos del Hombre antes de que se lo lleven detenido. Esa explicación de cómo la tiranía se abre paso sobre la democracia. Y más. «No sólo hay que luchar contra el hambre y contra la tiranía. Hemos de luchar primero contra nosotros mismo. La ocupación, cualquier ocupación en cualquier país es posible solo porque estamos corrompidos. Soy el primero en acusarme. Por flaqueza y por comodidad no protesté por que se mutilara la verdad en nuestros libros de texto». Albert Lory decía cosas que ahora se repiten como que la ley tiene derecho a prohibir todos aquellos actos que puedan perjudicar a la sociedad.
Siempre acabamos en los nazis. La dichosa ley de Godwin. También hay quien nos recuerda la ley habilitante del 24 de marzo de 1933. O sea, la que cedió el poder legislativo a Hitler mandando a tomar por saco la separación de poderes de la República de Weimar. Ni a Ayuso se le ha ocurrido esa cita. Aunque avisara al presidente del Gobierno que desde el PP se encargarán de «devolver golpe por golpe». Verso por verso. Juan Lobato, que suele ser sensato, saltó: «¿A qué se está refiriendo?». Calma, que no es Ayuso quien rompe pespuntes constitucionales.
Los tomates de Bellingham no son más que un rito. Como Nadal tirándose del calzoncillo. Charles Laughton consigue el amor de Maureen O'Hara, aunque sea poco antes de morir. Quizá la separación de poderes es un rito. Pero nos gusta.
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