Vivimos como suizos
Muy sueltas
Entre el adanismo de esta gente también está que nos han traído el consentimiento
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Iniciar sesiónEl miércoles, Irene Montero jaleó en Twitter el Boletín Oficial del Estado. «El #SoloSíesSí en el BOE. Que viva la lucha de las mujeres». Y un corazón lila. Ya saben, por la publicación de la Ley Orgánica 10/2022, de 6 de septiembre, de garantía ... integral de la libertad sexual. Una juez en ejercicio le contestó: «Que antes de este BOE también era #SoloSíesSí, eh. Pero vamos, que no seré yo quien le corte a usted el rollo festivo». Porque entre el adanismo de esta gente también está que nos han traído el consentimiento. Esta ley forma parte de la «diarrea legislativa» de la que habló Ángela Rodríguez, la secretaria de Estado de Igualdad, que considera una anomalía que estén en el Gobierno y de ahí lo de ir tan sueltas de leyes, «no vaya a ser que mañana se acabe». Y están en el Ministerio con sus leyes como en Barajas cuando hay cola de aviones para despegar. Aborto, ley trans, ley contra la trata, ley contra el proxenetismo... Como si no hubiera legislación ya sobre todo eso. Pero, bueno, son sus costumbres.
Leo ayer una tribuna en 'El País' donde una profesora aplaude «como ciudadana de a pie no ya solo el cambio legal que supone, sino la transformación del lenguaje y el discurso que también conlleva». Según entiendo, que lo del solo sí es sí, al ser una expresión popular, es un triunfo más allá del BOE porque ahora se sabe de forma generalizada «que el consentimiento es un derecho» y que si las cosas se ponen grises no valen los esquemas de siempre.
También leí a Erika Montañés en ABC que la ley suaviza las penas para las agresiones más graves. Que al existir solo agresión sexual (y no agresión y abuso sexual) las condenas se suavizan por el techo y se endurecen por el suelo.
Sin ir a conceptos jurídicos o a si el foco está ahora en el agresor y no en la víctima, esto es lo de siempre, lo que dice Thomas Sowell de luchar por derechos que ya se tienen, en nombre de opresiones que no existen, con el dinero de aquellos a los que se califica de opresores.
Y claro que con esta ley las mujeres vamos a seguir teniendo miedo a que nos violen.
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