vivimos como suizos
Segundo mundo
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Iniciar sesiónNo me imagino a la mujer de Santos Cerdán diciendo «¡Estoy hasta los ovarios de este país!». Se empeña el personal igualitario también para el lenguaje, además de usar espantajos como concejala, en que ovarios es el equivalente de cojones. O huevos. Y no. ... Estar hasta los ovarios suena como a irse a empolvar la nariz y no a llevar a cabo actividades con verbos que terminan en ar y nada tienen que ver con la napia.
Seguimos sin saber qué provocó el apagón. La ministra Aagesen dijo donde Alsina que todo apunta a una sobretensión de la red, aunque puede tener múltiples causas, por ejemplo, un posible fallo en el sistema de cortafuegos. Están investigando. Que tampoco se conocen las centrales que sufrieron las primeras incidencias. Sapristi, si en el Congreso señaló Granada, Badajoz y Sevilla. Pues no está claro. Una investigación en marcha como tantas investigaciones en marcha.
Por otro lado, no se nos olvida, pese a Melody, lo del desastre ferroviario. Le preguntaron a Aagesen si podía asegurar que el apagón no podía volver a producirse. Bueno, ya tenemos pilas, baterías, velas y sabemos dónde hay 'wifi'. Pero te puede tocar por parte de Telefónica, que ayer hubo fallo técnico en algunas zonas de España y afectó hasta a los servicios 112 de emergencias de varias comunidades. Pese a este nuevo colapso de comunicación, con los trenes jugamos más papeletas para otro miniapocalipsis. Tenemos una inmensa red que no parece que se haya estado manteniendo como debiera. Que Chamartín sea una incomodidad solo es eso, una incomodidad. Un problema del primer mundo. Y no hay cuestión ideológica que valga: el tren ni es de izquierdas ni de derechas (como pretenden algunos con las renovables). Es una estructura que cuesta dinero mantener. Quizá quitando las gratuidades no se arregla la Renfe, que diría Paquita Salas, pero elegir de manera correcta en qué se gasta el dinero contribuiría, supongo, a la eficacia de los servicios.
Estoy empezando a sentirme como la mujer de don Santos. Hasta los cojones de este país del primer mundo. Que al menos nos pasen al segundo.
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