Vivimos como suizos
'Non, je ne regrette rien'
Decía José María Álvarez que de vez en cuando había que ver 'El río', de Renoir, para ser mejor
Nostalgia del Watergate
Zapato
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Iniciar sesiónLeer no es mejor que acostarse con una mujer. Lo decía José María Álvarez, poeta y liberal. Creía en una sexualidad sin límites (antes de Escassi). «La sexualidad es como el arte, no tiene moral, aunque tiene otras cosas que hemos aceptado para poder vivir ... en sociedad». En estos tiempos de sobreinformación, pocas veces miras la portada de un periódico y te sorprenden las noticias. Porque ya lo sabes todo. Pero no lo sabía todo, no sabía nada, al leer ayer 'La Verdad'. Había muerto José María Álvarez a los 82 años. Me acordé de la última vez que estuve con él, cuando vino a vernos con Carmen a Emilia Landaluce y a mí a la feria del libro de Cartagena hace pocos meses. También me acordé de las primeras, cuando me presentaba a Alejandro Jodorowsky o a María Kodama (qué bonito pelo). Su muerte venía en la portada. Luego había una doble página de Antonio Arco que tan extraordinarias entrevistas le había hecho para divertimento y sacudida general.
El autor de la monumental y creciente 'Museo de cera' fue uno de los 'Nueve novísimos' de Castellet y una de las figuras intelectuales más importantes de las últimas generaciones. Le criticaban las muchas citas en otros idiomas. «¿Cómo no les va a repatear? Yo hablo de Dante y de Homero y ellos ni los han leído ni saben nada de nada. Por mí, a todos esos críticos y a muchos profesores de universidad que son unos analfabetos, como si los ponen a todos en fila y los sodomizan…», decía a Arco. En otra entrevista, Daniel J. Rodríguez insistía en este asunto. «Muchos lectores admiten desconocer a muchos de los autores que cita y…». «Ni falta que les hace». Pero, demonios, ese desconocimiento te lleva a interesarte por lo que no sabes. Como a Álvarez le había pasado con Borges, Stevenson o Hume. Si Álvarez habla de 'El río' (1951), de Renoir, y no la has visto, ¿no te tiras de cabeza? «Hay que contemplarla de vez en cuando… para ser mejor». Sus libros estaban tan llenos como su cabeza. Y no sólo por su espléndida cabellera blanca. Tan llenos de todo como su casa.
José María Álvarez escribía bien, pensaba mejor y decía lo que le daba la gana. También fumaba mejor que nadie. Sí, igual que Houellebecq es la persona que peor fuma del mundo. Hoy que casi todo es humo, voy a echar de menos el humo delante de su cara. O que al preguntarle Arco si tenía traumas de infancia, contestara: «Creo muy poco en toda esta historia que hay ahora de los trastornos por todo y de los psicólogos para todo. Pienso que cuando eres niño todo se arregla jugando, y que de mayor todo se arregla con un buen whisky y un buen puro». Una vez publicaron que se había quedado con un millón de pesetas de Cajamurcia. Se indignó: «Van a pensar que soy pobre». En su último poemario, incluido en 'Museo de cera', está 'Non, je ne regrette rien'. Como para arrepentirse de ser José María Álvarez.
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