vivimos como suizos

Muslo y pechuga

Aunque ya hemos dado nuestra cara para que nos reconozcan los móviles, ¿queremos darla para todo?

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Rosa Belmonte

A lo mejor el mundo tenía más gracia cuando te pedían una contraseña para entrar a una fiesta. «Guerra a la vulgaridad», decían en un viejo anuncio de Licor 43. Aunque las mejores siempre han sido las de Mortadelo y Filemón: «Esos señores con bigote ... tienen cara de hotentotes». Como dice Javier Pérez Andújar en su 'Diccionario enciclopédico de la vieja escuela' (Tusquets), en España se ha leído demasiado superficialmente a Mortadelo y Filemón y todo lo malo que ahora ocurre quizá sea producto de ello.

La vida hoy tiene menos gracia, pero es más fácil. Tu jeta es la contraseña. Los aeropuertos están normalizando el reconocimiento facial (Vueling lo hace) y eso permitirá pasar los controles sin sacar documentación o tarjeta de embarque, pero, ¿que pasa con la seguridad y la intimidad? (la privacidad la tengo en el cuarto de los ratones junto a quien dice semejante palabro). Vale, ya damos nuestra cara para los móviles. Con la biometría nos entregamos. Y claro que tras el 11-S los aeropuertos se convirtieron en experimentos de la sociedad de control. Si al dar la cara para el móvil sabemos que gana 'Un mundo feliz' (nos ofrecemos gustosos), en los aeropuertos gana '1984'. Pero en los aeropuertos ya perdíamos nuestros derechos civiles antes de 2001. Después ha sido peor. Lo de Vueling es opcional y se pide permiso. Lo mismo que te roban la tarjeta de crédito, te roban la cara. Y puede haber equivocaciones. Leí el otro día en 'El Periódico' que un hombre de 61 años fue identificado falsamente en 2022 por el sistema de reconocimiento facial de Macy's y, acusado de atraco a mano armada, fue encarcelado en Texas. En la prisión fue violado y la semana pasada presentó una demanda en la que pide a la cadena de grandes almacenes diez millones de dólares por daños y perjuicios.

Por si acaso, yo prefiero que me toquen las tetas. Como cuando en el aeropuerto de algún país árabe no tienes que sacar ordenadores ni líquidos, pero te cachean unas señoras. Te tocan bien muslos, que tienes que levantar, y pechuga. Ojalá ese sistema manual.

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