Mujer idiota

La madre de una amiga decía algo que nunca entendimos, aunque supiéramos qué significaba. Lo usaba cuando alguien se había presentado en algún sitio sin tener nada que hacer allí. «Habrá ido a quitar los consumos», era la inescrutable, para nosotras, expresión. La seguimos usando en su memoria. Fueron Irene Montero, Isa Serra y Ángela Rodríguez a Nueva York y Washington (según la ministra, a «trabajar por el fortalecimiento de las alianzas feministas internacionales»). Y han ido por sus partes, Montero, Pajín y Aído a quitar los consumos a Buenos Aires. A la vista del éxito del tuit (me refiero al propio de Montero) para ponerla verde, hay que ver lo que nos gusta resaltar la incompetencia de las mujeres que llegan al poder. O mala o tonta.

Ha sido arriesgado por parte de Montero fotografiarse al lado de mujeres con fama (justa o no) de tontitas. Porque es la cosa más fácil con la que se encuentra una mujer con cargo. Unas son Isabel Carrasco, pero otras son directamente Fresita, aquel espécimen de 'Gran Hermano'. Políticos tontos hay muchos, incluso con altos cargos, pero tienes que ser Alberto Casero, tener el aspecto de Alberto Casero y, además, haberte equivocado como Alberto Casero en una votación importante (o dos) para recibir el carnet de tonto de reglamento.

La filósofa Elisenda Julibert, ha escrito un ensayo titulado 'Hombres fatales' (Acantilado), una historia cultural de la mujer como chivo expiatorio. Dice que 'Lolita' es una relectura de 'Carmen' en versión grotesca. «Fuera de la mirada maniaca de Humbert no existe la nínfula». Una pobre niña, no una niña perversa.

En política, la 'femme fatale' o es fatal o es idiota. No es sexismo. Las mujeres también les damos.