VIVIMOS COMO SUIZOS
Maruja
Norman Jewison no es solo el director de películas inolvidables, también de los programas de Judy Garland
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Iniciar sesiónMi amiga Paloma Rando y yo nos mandamos vídeos de Lola Flores y de Lolita como quien se intercambia pasajes de la Biblia. Por ejemplo, uno de 'Tu cara me suena' en el que Lolita cuenta que nada más morir su madre (a las ... cinco menos cuarto de la mañana) se presentó Marujita Díaz con aspecto marujítico: «Como en las películas de Valpurgis, se abre la puerta de hierro del Lerele y aparece Maruja Díaz, que no sé cómo se enteró. Llevaba su peluca, las gafas de sol a las cinco y media, de noche, así de grandes, una boina blanca con una borla, un traje de chaqueta blanco como si fuera de Chanel y unas botas hasta aquí. 'Ay, Lolita, qué pena tu madre'. Me subo corriendo y le digo a mi madre: 'mamá, por favor, no te vayas a reír, que va a entrar Marujita Díaz'». Es la mejor familia de España. Solo Carmina Barrios cuenta así las historias (esa primera vez que le hicieron la cera en las ingles recordando que fue como si la chica «hubiera pelado una acedía»).
De EE.UU. no me van a gustar los Kennedy, me gusta la familia de Judy Garland y Liza Minnelli. También nos mandamos vídeos de Judy Garland, todos de 'The Judy Garland Show' o del especial de Judy con Frank Sinatra y Dean Martin del 62. O sea, felicidad televisiva dirigida por Norman Jewison, que acaba de morir. No sólo es el director de 'El violinista en el tejado' o 'Jesucristo Superstar', películas cuyas canciones forman parte de nuestra memoria musical más machacona. El 'Si yo fuera rico' de Topol y cualquiera de 'Jesucristo Superstar' (luego ya vendría Camilo Sesto). También es el director de 'No me mandes flores' (la última película juntos de Doris Day, Rock Hudson y Tony Randall), de 'Que vienen los rusos' o de 'Hechizo de luna'.
Natalia Ginzburg escribió que entre las cosas a las que no renunciaría por nada del mundo estaban los poemas de Sandro Penna, los libros de Elsa Morante y las películas de Ingmar Bergman. Norman Jewison no era Bergman, Hitchcock, Ford o uno de esos intocables, pero yo tampoco renunciaría a él. Es como la alegría de ver a Maruja Díaz cuando acaba de morir tu madre.
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