El lado correcto

Con el anuncio del reconocimiento de Palestina, Sánchez dijo estar en el lado correcto de la historia. Supongo que Neville Chamberlain también creía estar en el lado correcto de la historia con su política de apaciguamiento con Hitler. Es más, no creo que los participantes en la Conferencia de Wannsse pensaran que no estuvieran en el lado correcto de la historia. Arthur Koestler: «Fui al comunismo como quien va a una fuente de agua fresca y lo abandoné como quien se aleja de un río envenenado, sembrado de ruinas de ciudades muertas y de cadáveres ahogados». Uno va y viene, cambia de opinión y está abierto a los hechos que pueden tumbar sus convicciones. ¿Qué va a saber uno cuál es el lado correcto de la historia? En todo caso, si Sánchez no tuviera claro de qué lado está tampoco lo iba a decir. No por mentiroso, por estadista o algo así. Los ciudadanos podemos dudar, los que toman decisiones importantes en nombre de un país, no. Pueden dudar, pero no hacer pública esa duda mientras ponen algo patas arriba.

Con la ley de amnistía, cualquiera con medio dedo de frente piensa que los costes son superiores a los beneficios. Sobre todo, cuando los beneficiados son Pedro Sánchez sacando adelante su trueque de investidura por impunidad y los delincuentes catalanes. Lo mismo vemos desigualdad entre españoles e inseguridad jurídica porque tenemos una venda que nos impide apreciar esa convivencia que sale nueve veces en el preámbulo de la ley. Demonios, si hasta la Comisión de Venecia, sea lo que sea, ha visto que la ley provoca división en España. También hay quien sostiene que Stephen Hawkins era un muñeco que estuvo interpretado por distintos actores a lo largo de los años. La voluntad firme de ser justos la dejamos para Zweig.