vivimos como suizos
Felicidad de perro
Los Javis han llegado. No tienen la piscina del Tío Gilito, sí tienen una biblioteca llena de libros
La catástrofe
El lado correcto
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónUno es rico, dice John Waters, cuando puede comprarse los libros que quiera. Uno es más rico cuando tiene dónde ponerlos. Los Javis han enseñado su nueva casa (no les arriendo la ganancia de la envidia). Y sí, tienen dónde poner muchos. No es como ... la biblioteca de Umberto Eco que mostraba interminables pasillos por los que el italiano caminaba hasta llegar a una estancia con más libros que monedas la piscina del Tío Gilito. A Eco se le ve de espaldas mientras camina. No sé qué cara tendría. Si yo caminara por esos pasillos y fueran míos tendría cara de idiota (la tengo, pero más).
Me pasa algo parecido en el Museo del Prado, que no es mío, pero como si lo fuera. El otro día fui a ver el Caravaggio y la exposición temporal 'Arte y transformaciones sociales en España (1885-1910)'. Qué cosa más triste. Triste de manera grandiosa, pero triste. Un ratito. Bah, el Prado es incompatible con la infelicidad. Siempre hace buen tiempo (ya pueden caer fuera chuzos de punta o derretirse las piedras) y caminas entre cuadros. No voy a empezar un índice onomástico, ya saben lo que guarda ese cofre del tesoro. Hay gente a la que le gusta andar por el Retiro. Es mucho mejor hacerlo por el Prado. A veces, muchas, pararse delante de un cuadro, pero andar, andar, subir escaleras, volverlas a bajar, ir de sala en sala, caminar por los grandes corredores centrales, con sus Rubens y sus Tizianos. En Instagram hay muchos vídeos de perros. De perros felices a los que suelen poner la misma música y que van marchando a buen ritmo con un palo enorme en la boca o de vuelta a casa tras ladrar a todo lo que se menea. Esa felicidad de perro es la que tengo cuando paseo por el Prado, aunque no mueva la cola y vaya sin música. 'Años de perro' se titula el último libro de Marta García Aller. No sé si la felicidad de perro también es más intensa que los años de perro.
Barbara Cartland no leía novelas, salvo las suyas. «Cuando estoy preocupada o triste leo una. Las últimas páginas me calman y me dejan feliz. Entiendo por qué soy tan popular en los hospitales». Qué perra la abuelastra.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete