Carencias

En uno de los monográficos de 'Apostrophes' el protagonista fue Nabokov. Aceptó ir coincidiendo con la publicación en Francia de 'Ada o el ardor'. No solía dar entrevistas. Nabokov leía. También en sus clases universitarias que luego se publicaron. Leía las conferencias sin que se notara que leía. Bueno, sí se notaba, pero daba igual. Sobre las entrevistas tenía sus prevenciones. «Pienso como un genio, escribo como un escritor distinguido y hablo como un niño», decía.

Los periodistas, Pivot o no, tienen la manía de querer hablar con quien no quiere hablar con ellos, pero acaba aceptando por lo que sea. A Yourcenar fue a verla a su casa de Maine. Le preguntó: «Su madre murió pocos días después de nacer usted, ¿fue eso una carencia grave?». Atiende, parece una pregunta de Soler Serrano. Yourcenar: «No creo que fuera ninguna carencia pues, a menos de ser muy novelesco, es imposible querer, emocionarse por alguien que no se ha visto». Mejor que no haya llegado a ver la hiperemocionalidad de hoy (perdón por el palabro). Le pregunta Pivot también por la liberación sexual femenina. Es 1979. Dice que es una falsa liberación. «Suelen acusarme de misógina. Es una tontería, si no añaden que también soy misántropa». Yourcenar fue educada, pero daba la impresión de estar pensando que menudo mendrugo el tal gurú cultural.