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vivimos como suizos

Cantes lúdicos

Paquita la del Barrio siempre tenía cara de venir de la crucifixión de Jesucristo

Todo en su sitio

Nostalgia del edén

Rosa Belmonte

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La Audiencia Provincial de Murcia ha condenado a dos años de cárcel a un vecino de Águilas por fomentar el odio en Facebook. Leo en 'La Verdad' que le pedían seis años, pero pactó dos. Abogaba por «matar a todos los putos moros de mierda» ... o por «cortarles la polla con un hacha». Paquita la del Barrio tenía canciones de ese palo. No contra moros, contra hombres y sus miembros. Canciones cuyos títulos no engañan. 'Hombres malvados', por ejemplo. «Hombres malvados, o se componen o los capamos». O 'Dale de comer al gato» («Si te falla el aparato, córtatelo de una vez y dáselo al pobre gato. No seas ingrato, dale de comer al gato»). Una mujer, y mayor, podía cantar esto. En un hombre es más feo. Si tiramos de alguna pieza de Juanito Valderrama o de Emilio El Moro, puras bromas y no la seriedad de Paquita la del Barrio, muchos pondrían el grito en el cielo de los mentecatos. No soy contraria a los insultos o a despreciar a los hombres o a las mujeres, faltaría más. Pero sí contraria a los que zurran, aunque no vistan una 'wifebeater', la camiseta de pegar a tu mujer, nombre de verdad de la camiseta que llevaba Brando en 'Un tranvía llamado deseo', como recordaba el otro día Alberto Rey. La cantante mexicana Alicia Villarreal hizo el domingo, al término de su concierto en Michoacán, la señal que se usa para pedir auxilio cuando se es víctima de violencia (levantar la mano, cruzar el pulgar sobre la palma y cerrar los dedos en un puño). Y parece que ya había denunciado a su marido, Cruz Martínez, el líder de Kumbia Kings.

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