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Arma y padrino

Pornocurrículums

La contratación pública española haciendo temblar al catálogo de Victoria's Secret por obra y gracia de la tropa del Peugeot 407

'Woke' de lujo

VuELve

Rebeca Argudo

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Imaginen que buscan cubrir una plaza de administrativo y reciben un currículum con una fotografía de la candidata en 'deshabillé'. Supongo que, como poco, les resultaría curiosa la iniciativa. E, imagino, se fijarían más en las carnes prietas de la moza que en si controla de Office nivel usuario o si se maneja con las hojas de cálculo ... . Pues eso es, precisamente, lo que hizo Koldo García (asesor ministerial): enviar a Isabel Pardo de Vera (presidenta de Adif) una fotografía en lencería de Jessica Rodriguez (amante de José Luis Ábalos, ministro de Fomento) como preludio de su 'entrevista' de trabajo para su posterior (e indubitada) contratación. Y a mí me parece lo más honesto que sabemos del tema hasta ahora. Quiero decir, que Koldo García, por lo menos, no trató siquiera de disimular ni de engañar a nadie. Nada de llamarla «la sobrina» o «una buena amiga», nada de «ahí va su currículum, mira a ver si encajaría en algún sitio, que es trabajadora y limpia», nada de «si te enteras de algo, me avisas». No: una foto en picardías, que esto es lo que hay y esto para lo que sirve. Eso y un «que llamen a la chica para que inicie los trámites para la contratación como administrativa de Joseba, que si no Jose me corta los huevos». A Pardo de Vera, por su parte, no le pareció llamativa la instantánea. No dijo «oye, qué inapropiada esta foto, voy a comentarle, a ver si tiene una un poco más vestida y leyendo el Código Procesal Administrativo». Tampoco consultó a su hermana, la feminista, a ver si eso era cosificar o, como poco, un micromachismo inaceptable de esos. Por lo visto, no le pareció siquiera reseñable: declaró ante el Supremo que no había recibido indicaciones para adjudicar contratos, así que la foto en ropa interior le debió de parecer currículum suficiente para desempeñar el cargo. Porque el contrato, efectivamente, se firmó (y, la moza, cobró). La entrevista, porque también hubo entrevista, estuvo a la altura de la fotografía. «¿Sabes leer y escribir? Pues contratada». 'Koldo style'; al grano, nada de disimulos. Y eso es lo fascinante de todo esto, la sensación de impunidad que debe de sentir alguien para manejarse así por la vida, para colocar a las meretrices (o sobrinas, yo qué sé ya) propias y ajenas en empresas públicas, y en pisazos en el centro, y creer que no hay necesidad de esconder nada o, peor, que lo que está haciendo está fetén. La contratación pública española haciendo temblar al catálogo de Victoria's Secret por obra y gracia de la tropa del Peugeot 407 y sonrojando a los guionistas de las pelis de Pajares y Esteso. Que ya lo contó san Agustín, que no hay otra diferencia, se lo dijo un corsario a Alejandro Magno, entre un rey y un pirata más que el primero ejecuta sus tropelías con formidables ejércitos y el segundo con un pequeño bajel. Y así, parafraseando libremente al de Hipona, entre el vulgar peregrino de mancebía y un ministro de Fomento, lo que hay es solo un parador en Teruel.

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