Arma y padrino
De Lora, yo sí te entiendo
El nivel de una conversación lo determina siempre el menos capacitado de sus participantes
El descolonizador que descoloniza quiere colonizar
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Iniciar sesiónEl nivel de una conversación, sea esta pública o privada, lo determina siempre el menos capacitado de sus participantes. Es una lástima, sí, pero es lógico: no vamos a esperar a que mi peluquera discuta en igualdad de condiciones sobre la teoría de cuerdas con ... un experto en física cuántica, ni que él esté a su altura de conocimiento sobre el universo Pantoja e Hijos. Ya no es un problema siquiera de cultura o de capacidad intelectual, es de inconmensurabilidad. No comparten código. Él bailando en un volcán y, a dos metros de allí, bailando ella en El Polo.
Hace poco se conocía la sentencia sobre el caso Alves, por la cual el exfutbolista del FC Barcelona ha sido condenado por un delito de violación a cuatro años y seis meses de prisión. Leída esta, el profesor Pablo de Lora, catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid, ensayista y articulista, publicaba una interesante columna en la que se planteaba, a la luz de lo plasmado en el escrito, si en determinados casos, casi siempre mediáticos, se ve alarmantemente suspendido el principio de presunción de inocencia. La cuestión me parece muy oportuna. Y creo que poner sobre la mesa esta duda, argumentarla desde el conocimiento y abrir ese debate es fundamental para no dilapidar lo que nos separa de la barbarie: el orden civilizatorio. Independientemente de sentimentalismos y moralidades, de convicciones íntimas y de «yositecreos», de modas, ideologías y oportunismos partidistas. Independientemente, incluso y sobre todo, de nuestra propia opinión al respecto en este caso en concreto.
No les parece lo mismo a la cáfila de anónimos vocingleros, activistas de lo suyo, ni a emponzoñadores remunerados, que se lanzaron a despreciar y denostar en redes al profesor (el improperio elevado a argumento irrefutable). Supongo que no leyeron el artículo y se quedaron con el provocador título ('Alvés, yo sí te entiendo'). O lo leyeron y no comprendieron nada. O lo leyeron, lo entendieron y consideran que el Estado de derecho y la seguridad jurídica que debe ampararnos a todos son una mera sugerencia. La presunción de inocencia, un capricho. El conjunto de normas de nuestra democracia, artefacto prescindible. La duda razonable, imposible, y expresarla y exponerla, un atentado a la razón.
El nivel de una conversación, digo, lo determina siempre el menos capacitado de sus participantes. Así que, si queremos que esta, más cuando es pública, sea productiva y enriquecedora, si lo último que nos apetece es envilecer el diálogo y lo que interesa realmente es el avance del conocimiento, solo podemos hacer dos cosas: escuchar, preguntar y aprender, si somos el elemento que la rebaja; o preservarla y defenderla, si es el otro y solo embarra. Mal haríamos en consentir que sea la berrea huera quien determine el nivel de nuestra conversación pública y el debate social. Por higiene, incluso.
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