Arma y padrino
Hidráulica mental
Hay que estar hecho de una pasta especial para, no digo ya sonrojarse, ni tan siquiera cambiar el rictus
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Iniciar sesiónReconozco mi discapacidad para algo ligeramente parecido al ejercicio de contorsionismo dialéctico constante al que se está viendo sometido el socialista hoy (en aras de la convivencia siempre). No debe de ser fácil. Y eso que yo, como trato de mantener mis certezas a raya ... colocándolas bajo el epígrafe de «en revisión», dispuesta siempre a cambiar de opinión ante un mejor argumento, a la luz de una buena explicación o unos datos convincentes, tengo cierta predisposición (querencia incluso) a una buena enmienda. Aun así, imagínense lo que debe de ser verse en las de defender con la misma vehemencia lo contrario de lo que se defendía hace tres días, con idéntico convencimiento de que es lo mejor, aunque antes era lo peor y no haya cambiado en nada la cosa. Tener que decir «digo» donde se dijo «Diego», solemne, y luego «Rodrigo», y más tarde pues ya veremos. Hay que estar hecho de una pasta especial para, no digo ya sonrojarse, ni tan siquiera cambiar el rictus. Un fruncir el ceño, un apretar los dientes, temblor de labio, tic en el ojo. No sé. Algo. Aunque solo sea por demostrar que se está vivo.
Pero para lo ocurrido este martes ya hay que tener tragaderas pro, fanatismo 'ma non troppo'. Es casi una ordalía, obligados todos a probar la lealtad inquebrantable al líder. Sometidos a la prueba del pañuelo de la izquierda fetén. Que una cosa es ser capaz de argumentar del revés y del derecho, poder defender y atacar lo mismo con idénticos argumentos (no han inventado ahora los sofismas); y otra es el doble salto mortal con tirabuzón carpado de justificar sin sonrojo el bochorno de que, los que obligaron a amnistiar terroristas y sediciosos a cambio de siete votos, hayan dejado a 171 diputados con un sonoro «sí» en la boca por llamamiento directo y plantados en el altar. Ahí os comáis ese sapo. No es fácil digerir la humillación de haber creado (y sostenido) alrededor de la tropelía todo el encaje de bolillos que la viste de responsabilidad de Estado y tolerancia en pro de la convivencia cuando te están diciendo, por activa y por pasiva, que de eso nada, que lo suyo es un chantaje en toda regla para lograr la independencia a toda costa y que allá vosotros con la retórica y Sánchez con la legislatura (si es que puedes sostenerla sin mordida). No se me ocurre mayor oprobio.
Quizá, y no estoy del todo segura, ser del Español y ver de pronto a tu equipo en los papeles porque un jugador le ha metido mano a la mascota, un periquito de dos metros con faldas. No entiendo muy bien estas parafilias ornitológicas como no comprendo la hidráulica mental. Será el síndrome de Loles León, aquello de «en mi casa es lo que se ha hecho siempre».
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