Perdigones de plata
Susto o muerte
De puertas hacia fuera hay que fingir, disimular, mantener el tipo, mostrar serenidad, aplomo
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Iniciar sesiónPues habrá que disimular, no queda otra. Lo peor, en estos casos, es componer cara de perdedor llorica porque no cumpliste con las expectativas. El exceso de lágrimas debe encerrarse en el cuarto de baño. Luego te lavas la cara, ensayas frente al espejo ... una gama de sonrisas que den el pego y sales desprendiendo cierta seguridad, toda la que sea posible, en tus andares. Esto es como cuando la novia te abandona por sorpresa y te deja roto como un muñeco desmochado. Si los adversarios intuyen el dolor que mana de tu corazón quebrado, te rematan.
La derecha muestra una blandenguería atroz cuando la decepción sacude su osamenta. Siempre les falta ese punto callejero de curtido bucanero que todavía esgrime el cuchillo entre los dientes que te ayuda a regatear los trances nefastos. Se vienen abajo, sus votantes y sus gerifaltes. Y no es eso. Una estrella del mundo de la canción o del celuloide sólo se convierte en tal cuando, en efecto, se lo cree. Sólo será una estrella sí se comporta como tal; esto es, si pisa fuerte cuando entra en un restaurante pese al fracaso en taquilla de su última película. A una estrella no le tose nadie porque para eso está en la cima. Es difícil, lo sé, pero en la hecatombe se comprueba la personalidad de la persona. Decía el escritor Edward Bunker que a un hombre sólo se le conoce de verdad cuando está en la trinchera de la guerra o en la cárcel. Podemos añadir que también descubrimos su genuino carácter cuando en unas elecciones, y con las encuestas a favor, no obtiene el resultado que le trasladaba hacia los cielos. De puertas hacia fuera hay que fingir, disimular, mantener el tipo, mostrar serenidad, aplomo, confianza. Al fin y al cabo el PP supera al PSOE y Vox a Sumar. Vale, sí, la noche del recuento apestó a desastre, pero ahora toca disimular apelando a las dotes teatrales más absurdas. Estamos entre repetir las elecciones o Puigdemont, o sea entre susto o muerte. Uf. Y ahora ustedes me perdonan, voy a llorar un rato al cuarto de baño y luego seguimos disimulando.
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