Perdigones de plata
Psicotrópicos
La izquierda se ha tornado de un pureta y de un frailuno con el trasiego de las drogas que asusta
Señores
El estirón
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Iniciar sesiónLa contracultura zurda de los tiempos del amor libre jipioso hilvanó su discurso coronando el LSD, o sea el tripi, como emperador de los psicotrópicos. Albert Hofmann, Timothy Leary y buena parte de la generación Beat lo consumieron con avidez para abrir su sesera ... hacia otros ámbitos y para conocerse a sí mismos, algo que a uno siempre le ha causado pavor. ¿Y para qué querré yo conocerme a mí mismo? Qué horror, qué vulgaridad. Podría llevarme un disgusto tremendo. Prefiero sobrevivir entre el despiste movedizo y la confusión nebulosa, que ahí hay margen para el disimulo.
El caso es que la izquierda, en fin, siempre defendió el consumo de la drogaína, así en general, como si enchufarse mandanga supusiese un acto de rebeldía contra el cochino capitalismo. Pero debido a una extraña evolución que no termino de entender, la izquierda se ha tornado de un pureta, de un estrecho y de un frailuno con el trasiego de las drogas que asusta. Además de insultar a todos los que no piensen como ellos de 'fachosfera', atacan achacando la degustación de sustancias ilegales a sus adversarios. Primero, el ministro vallisoletano que brilla por su dulzura, su elegancia y su verbo mesurado insinuó que Milei tomaba cositas de las que te provocan multicolores visiones protagonizadas por dragones voladores. Más tarde, el abogado de cabecera de Puigdemont, Boye, desliza que el juez empeñado en cumplir con su trabajo abusa de los psicotrópicos. Los enemigos de la izquierda, antaño, eran señores ventripotentes que fumaban cigarros caros, viajaban en cochazos con chófer incluido, mantenían una amante en un pisazo y zampaban gambas con frenesí de actual sindicalista. Pero a sus enemigos, hoy, los tacha de presuntos drogadictos. Sin embargo olvidan que no hace tantos años, un izquierdista alcalde de Madrid apodado por Alfonso Guerra «cobra con cataratas», recomendaba a la ochentera peña lo de «colocarse». Semejante mutación ideológica acaso sólo obedece al descalabro mental que sufren los hijos y los nietos de los inventores de LSD.
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