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Perdigones de plata

Perder peso

Hay quien asegura que si pierdes peso así de sopetón te abandona la alegría

La santa

Democracia tullida

Ramón Palomar

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La delgadez extrema suele destilar la elegancia decadente del aristócrata arruinado o indicar la descascarillada presencia de un mellado yonqui superviviente de los rigores noventeros. Pero estamos observando otro tipo de acusada delgadez, justo ahora cuando, de nuevo, hemos fallado en la tradiconal operación bikini ... porque otra vez nos hemos despistado, y es la del que se torna flacucho en un suspiro por culpa de los disgustos que nacen de la política. Sánchez se nos está quedando translúcido. Nunca lució fondón, fanegas o gordinflas, desde luego, pero ahora, si se dejase larga barba, pasaría por un eremita de los que se alimenta a base de rastrojos y sólo los domingos.

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