perdigones de plata
Hamás no hace surf
En Israel, usted puede disfrutar de la vida en una 'rave'; en la Gaza de la dictadura de Hamás, no
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Hamás desencadenó el horror que abrió las puertas del infierno. De entre su caníbal repertorio de psicópatas, me obsesiona la masacre en la fiesta 'rave'. Nunca estuve en una 'rave'. Llegué tarde. Supongo que cada época tiene lo suyo y, en este sentido, soy ... hijastro de 'la ruta del bakalao' porque cuando recorrí sus iniciales balbuceos éramos cuatro gatos pardos y sólo se plantificaban dos discotecas. Pero el asunto se masificó y opté por retirarme de la noche sin posibilidad de retorno, siempre atento a esa máxima inmortal que asegura con razón lo de «si no sabes quién es el viejo del local, el viejo eres tú». Y ser el viejo del antro, ustedes entienden, supone metamorfosearse en zombi.
Aunque nunca pisé una 'rave' me interesaba el asunto porque casi todo me interesa. Una 'rave' derrama decibelios electrónicos, sustancias alternativas para los amantes de lo prohibido, bramido en sordina de marabunta hipnotizada danzando como Meryl Streep bajo el chiflido de las gaitas, hermandad algo artificial pero que a ciertas edades funciona y, en definitiva, interminable fiesta hasta que el sol acuchilla las engolfadas almas gracias a sus demoledores rayos. Los cafres de Hamás, esos que algunos compatriotas no se atreven a calificar como terroristas, asaltaron una pacífica 'rave', asesinaron a sangre fría y secuestraron a todos los que pudieron. En Israel, usted puede disfrutar de la vida en una 'rave'; en la Gaza controlada por la dictadura de Hamás, no. La diferencia se me antoja fundamental. Es de suma importancia porque nos indica donde existe libertad y donde se extirpa. Hamás no quiere mujeres libres, ni pensamiento libre, ni libre circulación, ni libertad de culto religioso, ni libertad para acudir a las urnas o escuchar la música que a cada uno le plazca. Si «charlie no hace surf», como sentenció el coronel Kilgore de 'Apocalipse now', Hamás tampoco practica surf y, además, odia el 'rock and roll'. Pero una parte de nuestra izquierda, tan libertaria de boquilla a lo Belarra, parece no entender esto. Tremendo.