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PERDIGONES DE PLATA

Extinción

Existe una vida real y luego una fachada de falsa felicidad de red social

La orgía

El señorito

Ramón Palomar

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El repetidor de mi generación era un ser temible que se apalancaba en la última fila mientras lucía colmillo afilado como de veterano de Vietnam. A los repetidores se les respetaba porque eran más mayores y, además, malotes. Se mostraban encantados de su condición ceporra ... y eso despertaba admiración. El que estudiaba, en cambio, recibía burlas y se le tildaba de «empollón». Con estas tendencias intuíamos, en fin, que España caminaría lastrada en materia de educación. Si a esto le añadimos los sucesivos planes educativos empeñados en penalizar la excelencia y en promocionar la mediocridad, el resultado es el actual, o sea unas aulas que, salvo excepciones, diseñan zoquetes en serie.

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