Perdigones de plata
La España extraña
Me rugen las entrañas por la indecente negociación entre nuestro Gobierno y un prófugo
Tarea de campo
Qué descanso
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónDe la 'España Mágica' de Cuartango y de la 'España Invertebrada' de Ortega hemos evolucionado hacia la actual España que no es sino fistro entre Chiquito de la Calzada y nubarrón estrambótico, extravagante y delirante. Pero no me acostumbro a este atropello favorecido, primero, ... por Zetapé, y cultivado, más tarde, por Sánchez. Supongo que algunos paisanos están encantados, pero yo no me acostumbro. En cualquier caso, bienvenidos a esta España extraña donde los que cobran de nuestros impuestos para destruir nuestro país marchan felices para actuar como mariachis de ocasión a la mayor gloria de López Obrador. Estos esforzados mariachis son como extras de 'El águila y la serpiente', la novela de Martín Luis Guzmán, y se llaman Sumar, BNG y Bildu. Sospecho que otros se apuntarán porque no van a renunciar al ridículo que mana de castigar a sus pacientes compatriotas efectuando panoli genuflexión ante el prójimo.
No me acostumbro a esta España nuestra tan extraña donde una prestigiosa oncóloga de las Islas Baleares se exilia hacia Francia porque aquí la rechazan al no contar con el título B2 de catalán. No me conformo con esta extraña España nuestra donde despilfarran dineros públicos en traductores que yacen aburridos con su lengua mustia pues nada traducen ante la ausencia de unos diputados que, por cierto, comprenden el español, nuestra parla común. No digiero esta extraña España nuestra y me rugen las entrañas por el disgusto que me produce la indecente negociación entre nuestro Gobierno y un prófugo que mora allende nuestras fronteras. No concibo esta España extraña nuestra donde un feroz batallón de ministros fustiga y persigue a los jueces que cumplen con su deber. Y no soporto esta España extraña nuestra que finge formidable escándalo de apolillada garganta profunda ante un beso de pura ramplonería, pero tan real como la vida misma, que se aleja por su landismo de la estilizada estampa de aquel beso gabacho recreado en 1950 hasta el milímetro por Doisneau. No, ni me acostumbro ni me resigno.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete