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Perdigones de plata

'Emmanuelle'

Crecí con ese mito, con los Madelman, con el Scalextric, con la merienda de chocolate duro con pan

Trajano y los impuestos

La España extraña

Ramón Palomar

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'Emmanuelle», la película original de los 70, digo, provocó peregrinaciones rijosas hacia Perpignan a bordo de autobuses que traqueteaban como diligencias asmáticas. Según me cuentan, acudir hasta allí para contemplar ese erotismo de baratillo pero con pretensiones artísticas equivalía a conseguir una medalla ... de lucha antifranquista. Uno nunca militó en el franquismo o el antifranquismo porque cuando Franco falleció contaba con nueve añitos. Pero del furor que levantó 'Emmanuelle' sí me acuerdo. Crecí con ese mito, con los Madelman, con el Scalextric, con la merienda de chocolate duro con pan y con un humillante bofetón que me mandaba a la cama con la mejilla caliente cuando sacaba mi lado insoportable. Vamos, lo saludable, lo que forjó la educación sentimental de los de mi generación, y eso que todavía no habíamos leído a Flaubert.

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