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Perdigones de plata

El desprecio

El dinero público es sagrado, por lo tanto no se mancilla, ni se malgasta, ni se despilfarra

Un plan sencillo

Funerales

Ramón Palomar

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EL orate que recorre solitario la calle lanzando voces absurdas no me provoca miedo, sino piedad. Miedo, pavor y horror me producen aquellos que irrespetan el dinero, concretamente el dinero público, empleando notable desahogo. 900 pavos, en estos tiempos de sueldos ultracongelados y precios disparados, ... se le pueden antojar al ministro Puente una bagatela, acaso una limosna que ese orate andrajoso del cual huye la gente recibiría con los brazos abiertos y el gaznate presto para chutarse litros de morapio. Pero lo llamativo de lo que pronunció Puente, un tanto chulapón y farruco, fue su desprecio hacia esos 900 euritos. «Nadie se pega por 900 euros», dijo. Y se quedó tan pancho.

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