Perdigones de plata
El desprecio
El dinero público es sagrado, por lo tanto no se mancilla, ni se malgasta, ni se despilfarra
Un plan sencillo
Funerales
EL orate que recorre solitario la calle lanzando voces absurdas no me provoca miedo, sino piedad. Miedo, pavor y horror me producen aquellos que irrespetan el dinero, concretamente el dinero público, empleando notable desahogo. 900 pavos, en estos tiempos de sueldos ultracongelados y precios disparados, ... se le pueden antojar al ministro Puente una bagatela, acaso una limosna que ese orate andrajoso del cual huye la gente recibiría con los brazos abiertos y el gaznate presto para chutarse litros de morapio. Pero lo llamativo de lo que pronunció Puente, un tanto chulapón y farruco, fue su desprecio hacia esos 900 euritos. «Nadie se pega por 900 euros», dijo. Y se quedó tan pancho.
De entrada, cuando hablamos de dineros públicos que, previamente, han perforado vampíricos de nuestros esquilmados bolsillos, me importa un rábano que sean 9, 900 o 9.000. El dinero público es sagrado como una doncella purísima, por lo tanto no se mancilla, ni se malgasta, ni se despilfarra. Sin embargo, esta realidad parece que nunca les entra en la cabeza. En esto detectamos que, acostumbrados a cobrar del Estado desde tierna edad, brincando como batracios oportunistas de cargo en cargo, de charca en charca, de covachuela en covachuela, no le conceden importancia a esto de sudar recio para conseguir la soldada. Además, los 900 pavetes se los embolsaba Jésica por su cara sin ir a trabajar a un chiringuito que, por cierto, admitía personas sin excesivos miramientos, que bastaba con el enchufazo de alto voltaje del prócer de turno. Y esa cantidad, en efecto, no da para vivir en la gran ciudad, pero sin duda para 'Jesi' representaba una cuantía que añadía a las de sus otras actividades, y así, tacita a tacita, imagino que se ganaba un jornal apetitoso. Los 900 pavos no eran sino un extraplus, un bonus de fin de mes, un pellizco para fruslerías, una ayudita simpática. «Nadie se pega por 900 euros», sentenció el ministro muy sobrado. Hombre, jefe, más de 150 personas optaban a ese mismo puesto. Y creo que hasta pretendían trabajar…
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