Perdigones de plata
«Avance civilizatorio»
Tantos disparates, desde luego, ocuparán horas en las universidades de prestigio
El abismo de la melancolía
Las señoritas
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Iniciar sesiónImagino que me arrastra el torbellino de la bondad navideña y, por este noble motivo, me siento obligado a darle, al menos en parte, la razón a Yolanda Díaz, nuestra vicepresidenta amante de la plancha fijo-discontinua. No teman, sólo le concedo parte de verdad ... en las aparatosas declaraciones que pronunció al firmar con los sindicatos que la escoltaban lo de la reducción de la jornada laboral. Primero comentó que la pantomima suponía un «avance civilizatorio», lo cual nos indica que la hipérbole le place. Ni la rueda, ni la siesta, ni la guillotina, ni el chispazo eléctrico. El verdadero avance viene con esta merma que ya se aplica, por cierto, en bastantes oficinas y talleres. Añadió también que «esta gran conquista laboral se va a estudiar en todas las universidades del mundo». Harvard y Oxford creo que andan en ello, organizando seminarios y tal.
Acierta, sospecho, en que algunos arrebatos de los últimos años alumbrados por nuestros líderes se estudiarán en ciertas universidades. Ahí quizá hila fino. En efecto, intuyo que, en un futuro cercano, algunos cerebritos con tendencias 'frikilondias' estudiarán a fondo cómo en un país razonablemente serio alcanzó la vicepresidencia una persona dotada de mente tan sectaria y espasmódica como la de Yolanda Díaz, y eso pese a soportar formidables fracasos en las urnas. Pero ahí aguanta, tan campante. Estos mismos eruditos de los fenómenos paranormales no dudarán en radiografiar a ciertos ministros de pensamientos absurdos y peligrosos. Por ejemplo Irene Montero, la ministra de la ley del 'sí es sí' que permitió salir a la calle a los violadores. O las obras de Garzón, carnívoro cuando su boda pero enemigo de los solomillos de cara al exterior. Tantos disparates, desde luego, ocuparán horas en las universidades de prestigio, aunque lo de la jornada laboral, con suerte, recibirá cierta atención en la Universidad Patrice Lumumba, pues no parece que vaya a dar para más. Pero no importa, tras la firma ella lloró de la emoción. Su sensiblería: otro rasgo para el estudio.
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