tiempo recobrado
Lógica de la barbarie
La historia se repite, el eterno retorno de la devastación no cesa, el fanatismo sobrevive en los corazones de los hombres
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Iniciar sesiónHay realidades que no se pueden describir con palabras. El lenguaje se detiene ante el horror y revela sus limitaciones. Es la sensación que reflejó Walter Benjamin con su metáfora del ángel de la historia que vuelve sus ojos hacia el pasado y que ... sólo puede ver una sucesión de desastres.
Resulta un empeño imposible escribir sobre Gaza porque nada de lo que uno diga puede servir para describir la devastación a gran escala y el terror que están sufriendo sus habitantes. Unas imágenes que nos transmiten las cadenas de televisión y que evocan Stalingrado.
Lo que estamos viendo de nuevo es esa lógica de la barbarie, sustentada en un odio profundamente anclado en judíos y palestinos, una confrontación que no conoce tregua desde 1948, la fecha del nacimiento del Estado de Israel. Han pasado 75 años y nadie ha sido capaz de encontrar la solución a un conflicto que gangrena a las dos partes.
Hay una frase de Golda Meir que me quedó grababa al leer su biografía: «Puedo perdonar que ellos maten a nuestros hijos, pero no puedo perdonar que nos obliguen a matar a los suyos». Así es. Ellos nos matan a nosotros y luego nosotros les matamos a ellos. El círculo infernal se cierra.
En este contexto, resulta patético el empeño de los partidos políticos españoles de utilizar la devastación de Gaza para meter el dedo en el ojo del adversario. Tan cierto es que Hamas es una organización terrorista que ha asesinado a personas inocentes con absoluta crueldad y sin el más mínimo escrúpulo moral como que los palestinos viven en un 'ghetto' en condiciones infrahumanas y con absoluto desprecio de sus derechos.
El marcador de los muertos y los heridos en los últimos 30 años muestra que las víctimas palestinas son diez veces superiores a las judías. Esto quiere decir algo, aunque no legitima los métodos de Hamas ni de Hizbolá, que lanzan sus misiles contra las ciudades israelíes.
Desgraciadamente la crueldad y el cainismo del conflicto entre árabes y judíos no es una sorpresa. El ángel de la historia mira hacia la masacre de los armenios por los turcos, a la hambruna en Ucrania en los años 30, al genocidio de Pol Pot, a la limpieza étnica en Yugoslavia o a los atentados de las Torres Gemelas. La historia se repite, el eterno retorno de la devastación no cesa, el fanatismo sobrevive en los corazones de los hombres. Nada nuevo bajo el sol.
Esta columna es un acto inútil, que sólo sirve para corroborar la impotencia de las palabras. Poco o nada se puede escribir sobre los sucesos de Gaza, aceptados como inevitables por muchos Gobiernos y la comunidad internacional. Incluso no falta quien aspira a sacar alguna ventaja de esta mortandad. Somos adictos a los que nos destruye, decía Dostoievski. Freud lo llamaba instinto de muerte, pero yo hablaría sencillamente de odio y fanatismo.
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