tiempo recobrado
Un hombre de fe
Por su forma de vestir, sus primeras palabras y el nombre elegido, todo indica que Prevost centrará su acción pastoral en el dogma de la fe cristiana
Un agustino en el Vaticano
Tiempo de sofistas
Tras escuchar su alocución de ayer, no hay ninguna duda de la prioridad del nuevo Papa: fortalecer la fe de los cristianos. León XIV habló mucho de Dios y poco de los hombres, lo que marca un cierto distanciamiento de la figura de Francisco, ... centrada en el acercamiento de la Iglesia a los pobres y los marginados y el velado reproche al clericalismo.
Por su forma de vestir, sus primeras palabras y el nombre elegido, todo indica que Prevost centrará su acción pastoral en el dogma de la fe cristiana, sin descuidar los aspectos sociales y el compromiso que caracterizaron su labor misionera en Perú.
León XIII fue un Pontífice obsesionado por clarificar la esencia de la fe cristiana y combatir las ideologías materialistas. Tuvo una gran influencia en la encíclica 'Syllabus', orientada a corregir los errores en la interpretación de la doctrina católica. En 1879, siendo ya Papa, creó una comisión de cuatro cardenales para colocar al tomismo como la base de la fe cristiana.
Esto enlaza con la filosofía de San Agustín, que consideraba que la fe en Dios es el vehículo para la salvación del alma, por encima del amor al prójimo y de otros mandatos evangélicos. Como buen agustino, Prevost ha crecido en esta visión del santo de Hipona.
Resulta evidente que en sus primeras horas de mandato León XIV ha lanzado un mensaje de unidad que pretende eliminar las reticencias del sector más conservador de la Iglesia y de quienes censuraban la forma de hacer las cosas de Francisco. Por su carácter y su formación, va a ser un Papa distinto de su predecesor. No comparto la tesis extendida de su continuismo.
León XIV propuso en su primera misa una Iglesia que «ilumine al mundo con la santidad de los cristianos» y subrayó la importancia de predicar el Evangelio. Francisco se refirió a la caridad, el amor y la fraternidad en su primera intervención desde el balcón del Vaticano. No es casual ni irrelevante la diferencia de prioridades.
Francisco improvisó y León XIV leyó. El primero estaba obsesionado con la pobreza franciscana y el acercamiento de la Iglesia a quienes carecen de voz, mientras que su sucesor puso el énfasis en la necesidad de combatir el ateísmo, dar testimonio de la fe y preservar el dogma y la autoridad.
No me parece que todo esto sea una cuestión formal. Por el contrario, anticipa que va a haber un cambio sustancial en la manera de dirigir la Iglesia, en la relación del Papa con la curia vaticana y en la apertura de la institución al mundo. Intuyo que este Pontífice le va a gustar menos a la izquierda que el anterior. En cualquier caso, me remito al Evangelio según Mateo cuando afirma aquello de que «por sus frutos los conoceréis». Es muy pronto para saber cómo quiere gobernar León XIV su gleba, pero parece que sembrará la tierra con otras semillas.
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