tiempo recobrado
Entre Escila y Caribdis
El presidente está atrapado por fuerzas que no puede controlar y por intereses contrapuestos que tiran de él en direcciones contrarias
España es diferente
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Iniciar sesiónPocos libros expresan mejor la condición humana que la 'Odisea' de Homero. En uno de sus cantos, Ulises tiene que cruzar en su nave el peligroso estrecho en el que moran Escila y Caribdis. En el acantilado de una orilla, se halla Escila, un ... monstruo de varias cabezas que devora a quien se acerca. En la parte opuesta, Caribdis traga tres veces al día una enorme cantidad de agua, provocando la muerte de quienes navegan por ese paraje.
Pedro Sánchez se encuentra en su travesía política en una situación similar a la del héroe homérico. Tras la aprobación de la amnistía en el Congreso, tendrá que afrontar unas elecciones en Cataluña en la que sólo se plantean dos posibilidades. La primera es que Salvador Illa, en cabeza en las encuestas, logre gobernar. La segunda es que sean los independentistas los que consigan hacerse con la Generalitat.
Cualquiera de las dos alternativas es mala para Sánchez. Si gana Illa, Junts y ERC pasarán a la oposición en el Congreso y el PSOE no podrá gobernar. La legislatura quedará tocada de muerte. Si, por el contrario, el independentismo obtiene una mayoría, Sánchez habrá fracasado en su pretensión de normalizar Cataluña y el proyecto de secesión saldrá fortalecido de las urnas. Dicho con otras palabras, el 'procés resucitará y la amnistía no habrá servido para nada.
Rememorando el episodio de Ulises, los latinos decían: '«Incidit in Scyllam cupiens vitare Charybdim», lo que significa caer en Escila al querer evitar Caribdis. A día de hoy, aun teniendo en cuenta la volatilidad de las situaciones, Sánchez será arrastrado por la corriente a una u otra orilla y cualquiera de las dos es fatal.
Si Ulises decidió tras acabar la guerra de Troya que volvería junto a su esposa a Ítaca, afrontando los muchos peligros del viaje, Sánchez optó por formar una mayoría gubernamental heterogénea que previsiblemente sería imposible de manejar, como ha sucedido. Prefirió mantenerse en el poder, confiando en su proverbial habilidad para sobrevivir.
Pero Sánchez no es Ulises, que sorteó peligros, maldiciones de los dioses y seducciones de brujas en su largo viaje para reiniciar su vida con Penélope. El presidente está atrapado por fuerzas que no puede controlar y por intereses contrapuestos que tiran de él en direcciones contrarias.
Su estrategia es ahora la de huir hacia adelante, fingiendo que puede gobernar sin Presupuestos y que después del ciclo electoral conseguirá unir la mayoría que apoyó su investidura. Eso es muy improbable, entre otras razones, porque ha sufrido un desgaste que muestra su condición de mortal.
«La vida humana es efímera y se desvanece como la niebla», confiesa Ulises. Una advertencia que Sánchez debería tener en cuenta en unos momentos en los que todavía es atraído por los cantos de sirenas y el fulgor del poder.
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