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renglones torcidos

¿De qué os quejáis, bonitas?

Porque acabas siendo víctima, sí, pero de ti misma. Te cortas las alas

El circo y la 'performance' (3/3/2023)

Etiquetas (24/2/23)

Mariona Gumpert

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«La facultad de Farmacia es cada día más decadente, llena de mujeres y minusválidos», exclamaba el jefe del departamento donde mi madre investigaba para su tesis doctoral. Este señor ya olía a ataúd cuando yo no había nacido todavía, para mí sólo fue una ... anécdota de un gruñón senil cuando la escuché. Que no le diera mayor importancia se debe también a que soy la cuarta generación de universitarias en mi familia. Estudié, además, en un colegio femenino, rodeada de licenciadas en filosofía, química, matemáticas, física, literatura, etc. Gracias a esta burbuja – porque sí, mis circunstancias no son extrapolables en modo alguno al resto de mujeres españolas- por mi cabeza nunca pasó la opción de que yo estuviera menos capacitada para estudiar que los varones. No es que me planteara la posibilidad de ser minusvalorada por ser mujer y después rechazara la idea por absurda, no. Simplemente no entraba dentro de mis esquemas mentales, así como nunca he pensado que podría poner a mis hijos de 6 y 9 años a trabajar y traer así más dinero a casa.

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