renglones torcidos
Es por mis hijos, Feijóo
A Feijóo le comenté el sábado que tiene el futuro de mis hijos en sus manos y por eso no arreciaré en mis críticas
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Iniciar sesiónSuele decirse que viajar te quita la boina, te desasna, te abre la mente. Es mentira. Al menos en algunos casos, sobre todo aquellos en los que el cráneo ya venía abierto de fábrica y los sesos se quedaron en algún lugar perdido del vientre ... materno. He visto catalanas indignarse en Ciudad de México por oír referirse a ellas como «las españolas». No sé nada de política nacional mexicana, pero tú a mí me llamas la lleidatana. A modo de contraparte suele citarse a Kant, que jamás salió de su Königsberg natal. En el punto medio estamos el resto de personas normales, a las que nos conviene tanto el estudio como salir un poco de casa. Lo importante es digerir: lecturas, charlas, lugares, historia(s), usos y costumbres.
Tengo recuerdos borrosos de las bodas de oro de mis abuelos, pero se quedó grabada en mi memoria la aparición de un tal José María Aznar en el evento. Mi tío, histriónico él, se había levantado momentos antes a cantar un aria. Este buen hombre tiene oreja en lugar de oído, le resulta imposible detectar cuantísimo desafina. La irrupción de Aznar acabó prematuramente con el show, jamás he sentido ni sentiré un agradecimiento tan profundo ante una medida del PP. Mi tío se acercó al entonces presidente del Partido Popular para hacerle constar que acababa de perder un voto, a lo que Aznar respondió: no se preocupe, no lo necesito.
Hace una semana recorrimos mi familia y yo España entera para asistir a la final de la Copa del Rey. Mis enanos (6 y 9) descubrieron Salamanca y Sevilla. El sábado, una amiga que trabaja en comunicación para el PP nos preguntó si podríamos acercarnos a la Fan Zone del Madrid; había un encuentro con dirigentes del PP y necesitaban osasunistas. Habríamos preferido seguir haciendo turismo, pero recordé el impacto que tuvo en mí conocer de cerca a Aznar siendo niña. Le expliqué a mi hijo mayor quién era Feijóo. Nunca les hablamos de política, pero el chaval odió en su momento todas las medidas anti-Covid. No entendía por qué debíamos obedecer y le explicamos por encima el sistema de gobierno. Nos pidió el nombre del responsable de mantenerlos encerrados en casa meses y se lo dimos. Cuando supo que Feijóo seguramente sustituiría a Sánchez se le iluminó la cara. Me miró con profunda indignación al comentarle que también escribo a veces contra el gallego. Es mi trabajo, le dije. No añadí más. A los niños no se les habla de política. Menos a uno que vive en un sitio donde se le mira mal por estar orgulloso de ser español y al que fuera se le llama filoetarra por apoyar a su equipo de fútbol. Además de cornudo, apaleado. Quiero preservar su inocencia. A Feijóo le comenté el sábado que tiene el futuro de mis hijos en sus manos y por eso no arreciaré en mis críticas. Debe demostrar que no es cierto lo que muchos afirman de él: que es un nacionalista más.
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