TIRO AL AIRE
¿Ventana? Lo de Overton es una saetera
La ventana ya sólo sirve para gritar y apedrear al contrario. Cada vez con más fuerza y menos educación
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Iniciar sesiónJoseph Overton fue un politólogo estadounidense que ha pasado a la historia por una teoría sobre el discurso político: la que sostiene que no todas las ideas caben en él. La base de su tesis, conocida como la ventana de Overton, es que la ... masa sí es selectiva. Es decir, no acepta todas las ideas ni todas las propuestas: sólo las que considera aceptables en determinado momento. Overton defiende, por tanto, que presentar ante la opinión pública según qué ideas impensables –así se califica el nivel más bajo– supone un suicido para el político. El tiempo, se siente Mr. Overton, ha demostrado que usted estaba equivocado. Si hoy levantara la cabeza le estallaría igual que nos ha estallado a nosotros su ventana.
Quizás es algo que estaba implícito en la misma teoría. Porque Overton ya teorizó que el criterio del público no es fijo, sino movible. Y así, su ventana ya era una apertura corredera: podía ir para acá o para allá si se saben desplazar marcos y bisagras. Al movimiento pueden contribuir desde un partido a un 'think tank' o un puñado de activistas. Todos los actores públicos han entendido esta idea a lo largo de los siglos: lo que en un momento puede sonar a aberración, a tabú innombrable, en otro se acepta como válido. Sólo hay que trabajar bastante –manipular o argumentar, cada uno decide– y esperar el momento.
Visualizo la teoría de la ventana de Overton: un guirigay de asesores políticos se dan codazos asomándose a una ventana intentando mostrar, cada uno, su propia pancarta. Al ver la escena en mi mente entiendo todo. Lo importante de la ventana no es la idea. Es la visibilidad del escaparate.
Por eso, cada vez menos políticos parecen preocuparse por la preaceptación de lo que muestran en la ventana. No digo que no lo hicieran antes. Sí, quizá, para llegar al poder. Una vez arriba, esta se la trae al pairo. Como si, una vez aterrizados en lo alto del edificio, en la azotea, lo que pase en las ventanas del mismo les importara un comino. Tal parece su desprecio de lo que el pueblo tenga que opinar sobre ellos.
A un puñado de líderes la teoría de la ventana de Overton se le ha quedado antigua, vieja, caducada. Lo veo claro cuando Donald Trump asegura sin sonrojarse que odia a sus enemigos. Cuando Pedro Sánchez menciona el muro y sus seguidores, el 'lawfare'. Cuando Tellado invita a «cavar la fosa» del Gobierno.
Igual el fin de la supuesta ventana de Overton sólo es el reflejo de una libertad de expresión plena: todo tiene el derecho de ser dicho y pronunciado. Al carajo la ejemplaridad y el termómetro de la opinión pública. Y así, la ventana ya sólo sirve para gritar y apedrear al contrario. Cada vez con más fuerza y menos educación. El ventanal público no es tragaluz sino saetera. A lo mejor es que muchos ya sólo defienden castillos en ruinas.
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