Sánchez y sus leyes yoyó

He dicho leyes, pero me sobra el plural. En lo que va de año, más de la mitad, el Legislativo sólo ha aprobado varios decretos-ley y una ley orgánica. Comprobarán que acumulamos más 'Cartas a la ciudadanía' que leyes con todas las de la ley. Ahora, eso sí, esta única ley orgánica es sólo una, pero es, a la vez, grande y libre: la de la Amnistía. La norma que le ha permitido gobernar a Sánchez. No lo indica en el preámbulo ni en su exposición de motivos, pero no engaña a nadie. Es su gran ley del yo, del aquí estoy yo. La que le situó por encima de todos los españoles: para que yo gobierne, se necesita esta ley. Hágase. Se pone de excusa a un tal Puigdemont. Pero es accesorio, efecto colateral. Lo del fin y los medios.

En mayo pareció que iba a llegar otra ley, la del Suelo, pero no: el Gobierno la retiró del Pleno antes de presentarla en el Congreso. Se justificaron señalando que no existía bastante acuerdo, pero la cuestión era que no le hacía ninguna falta al presidente. Total, si en Moncloa no se paga alquiler... Ciudadanos con problemas de vivienda, se siente.

Se confunde quien crea que este Gobierno se ha conglomerado para hacer leyes que mejoren la vida de la ciudadanía. No, este Gobierno si lanza leyes es para mejorar la de una sola persona. Por eso ahora el objetivo es la prensa. Resulta que las noticias le molestan a él. Están publicando los periodistas cosas que no agradan a su persona. ¿Cómo puede actuar el Gobierno ante una situación tan fastidiosa para el señor? ¿Lanzando una ley de Prensa? Pues rapidito. En marcha otra norma estilo yoyó, para Sánchez. Hasta fecha de puesta de largo tiene ya: el 17 de julio, en el Congreso.

Se cuenta que Napoleón Bonaparte y sus tropas usaban el yoyó para relajarse en campañas como la de Waterloo. Pero el juego sólo es antiestrés cuando te sale bien. Requiere su maña para que la pieza baje y suba, vaya y vuelva, para estirar y recoger el hilo. Si éste se enreda, se acabó la diversión. La última hilatura fina del Supremo sostiene que el lucro en la malversación no consiste sólo en llenarse los bolsillos, también en usar recursos públicos en vez de propios para objetivos personales. El Tribunal ha hecho así un nudo, al hilo de Puigdemont, en el yoyó del presidente Sánchez. Algún día se le acabará el juego de estirar y encoger el hilo del Legislativo para hacer leyes en beneficio propio. Luego que si juguetes rotos.